Miel y educación contra los males de Gambia

Salesianos en Gambia

Jacob Dacosta, un joven gambiano de 21 años, se muestra satisfecho enfundado en un traje de apicultor. “Antes tenía miedo a las abejas, pero ya no. Ahora me gustan. He aprendido mucho trabajando con ellas”, nos cuenta en Kunkujang, un pueblo situado a unos 40 kilómetros de Banjul, la capital de Gambia, el país más pequeño del continente africano sin contar los estados insulares.



Una nación cuya población apenas llega a los tres millones de personas, que se encuentra rodeada completamente por Senegal salvo por su salida al Océano Atlántico y que comparte nombre con el río que la cruza de punta a punta. “Hemos aprendido a obtener miel y a hacer jabones o cosméticos. Puede que, en un futuro, podamos hacer negocio con estas habilidades”, recalca Jacob.

El Don Bosco Garden

“Buscamos desde el principio tener un terreno propio, el Don Bosco Garden, que nos permitiera conseguir ganancias y beneficios para mantenernos. Con el programa de apicultura teníamos dos objetivos: enseñar a los jóvenes algo bueno y conseguir productos para su comercialización”, explica el salesiano peruano Juan Carlos Valdiviezo, encargado de la Misión Salesiana de Kunkujang, que comenzó a rodar a finales de 2018 y que está compuesta por cuatro hermanos. “Es un buen lugar para estar; hay mucha pobreza y mucha juventud, así que podemos mejorar muchas cosas”, añade Valdiviezo.

La apicultura es solo una de ellas, aunque se trata de una de las más novedosas e ilusionantes, pues “hemos realizado una formación con 15 muchachos de la zona. Hay que intentar crear oportunidades. Pero es un proceso costoso. Ten en cuenta que hay que dejar a las abejas trabajar al menos seis meses, y lo ideal es esperar nueve”.

Gran pobreza

En realidad, Kunkujang es solo la expresión del síntoma. La pobreza y la falta de oportunidades es, en realidad, una constante en un país en el que, pese a tener una superficie acuífera de 2.100 kilómetros cuadrados y 70 kilómetros de litoral, la mayoría de la población sigue viviendo de la agricultura de subsistencia. No en vano, el sector agrícola emplea al 70% de la fuerza laboral del Estado y aporta el 25% del Producto Interior Bruto gambiano. Además, en su Índice de Desarrollo Humano, una lista que conforman 193 países de todo el mundo, Naciones Unidas sitúa a Gambia en el puesto 174. Solo una veintena de naciones con problemas similares de miseria o con conflictos armados vigentes empeoran sus guarismos. Más aun, el Banco Mundial afirma que el 53% de los gambianos debe vivir con menos de dos dólares al día.

Salesianos en Gambia

“Ojalá estos programas sirvan también para que los jóvenes pongan freno a la migración sin sentido y peligrosa”, prosigue Valdiviezo. Se refiere a uno de los principales problemas que esta pobreza trae consigo: los viajes a través del océano en busca de oportunidades más esperanzadoras. Según el informe ‘Monitoreo Derecho a la Vida’, de la organización Caminando Fronteras, la ruta atlántica hacia las Islas Canarias fue la región migratoria más letal del mundo en 2023, con un total de 6.007 muertes. El escrito hace hincapié, además, en el aumento de las salidas desde Mauritania, Senegal y Gambia. En concreto, de la nación gambiana destaca que, al ser la más lejana, también es la que más riesgos afronta; de hecho, en ella se produjeron 1.018 decesos y cuatro cayucos desaparecieron con decenas de personas a bordo. Solo en la primera mitad de 2024, de enero a mayo, 4.808 migrantes perdieron la vida intentando llegar a Canarias desde las costas africanas. Y 2025 no ha empezado mejor…

Apuesta por la educación

Valdiviezo comenta también otros de los focos de acción fundamentales de la Misión Salesiana de Kunkujang; la educación. Los salesianos colaboran activamente con un colegio de primaria y otro de secundaria de este pueblo, aunque ninguno de los dos es de gestión directa. El salesiano habla de convivencia, de respeto, de concordia: “Damos clases y la relación es muy buena. Pese a que el 90% de la población gambiana es musulmana, en las escuelas se respeta la religión de cada uno”.

Con todo, y aunque la educación en el país es gratuita, salvo el pago de la inscripción, la situación dista mucho de ser la ideal. Más aun en zonas rurales como esta. El último informa ‘Estado Mundial de la Infancia’ de Unicef indica que alrededor del 40% de los niños gambianos ni siquiera finalizan la educación primaria.

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