El joven poeta Ignacio Eufemio Caballero reza por su abuelo en su primera obra

‘Siempre promete amanecer’ incluye 17 poemas “gozosamente tristes que vencen a la muerte con la palabra y se abren, con fe y esperanza, en el Señor de la vida, al prometedor horizonte de la eternidad”

Ignacio Eufemio Caballero

‘Siempre promete amanecer’, la primera obra literaria de Ignacio Eufemio Caballero, fue presentada recientemente en el Centro Riojano de Madrid ante 150 personas. A sus 25 años, el joven poeta publica su poemario dedicado a su difunto abuelo en el número 1.003 de la Colección de Poesía Baños del Carmen de Ediciones Vitruvio. Acompañando al autor, presentaron la obra Pablo Méndez, editor del poemario, y Fernando Vilches Vivancos, doctor en Filología Hispánica.



Se trata de un poemario con 17 poemas “gozosamente tristes”, pero iluminados por la certeza de que “el amor no termina con la muerte”, porque sus poemas “vencen a la muerte con la palabra y se abren, con fe y esperanza, en el Señor de la vida, al prometedor horizonte de la eternidad”.

Este poemario es, además de presentarse como elegía, un alegato contra la posmodernidad, “la nueva corriente social que ha vaciado todo significado de la existencia y donde la muerte no tiene sentido”, según palabras del autor.

“Nos hemos quedado sin ritos”

En su alocución al presentar el poemario, Caballero insistió en que “con este libro, reivindico que la vida y la muerte no son meros tramites de la naturaleza. La muerte, toda ella, debe de ser nombrada, enlazada con nuevas coordenadas de sentido. Y porque, si es algo, es más que un irse, es más que una metáfora, es la necesidad de entender a la muerte como el más alto sentido de nuestra vida, es redescubrir que la persona que muere, que se acaba, que se va, que toma la puerta y abre, no pertenece solo a este lugar”.

Asimismo, Caballero también señaló que, “por la falta de estudiar a los mitos, nos hemos quedado sin ritos. La muerte, así como la vida, ha dejado de ser un arte. Se ha olvidado su belleza, ha perdido su honor, su sentido. Pertenecemos a un mundo que ha roto con la tradición, con lo más íntimo del ser y la creencia. Yo no quiero vivir así. Por eso, en parte, nace este poema”. “Hay que dar sentido a nuestras vidas”, subrayó.

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