Francisco impulsa a la juventud del Papa en la misa de envío de la JMJ: “El mundo les necesita como la tierra la lluvia”

El papa Francisco en la misa de envío de la JMJ de Lisboa

‘Señor, ¡qué bien estamos aquí!’ (Mt 17,4). Con las palabras que el apóstol Pedro le dijo a Jesús en el monte de la Transfiguración ha comenzado el papa Francisco su homilía de la misa de envío de esta Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa 2023, celebrada en el Campo de Gracia ante 1,5 millones de jóvenes, y concelebrada por 700 obispos y 10.000 sacerdotes.



Después de estos días intensos, el Pontífice llama a los jóvenes a hacer suyas estas palabras del Evangelio. “Es hermoso lo que hemos experimentado con Jesús, lo que hemos vivido juntos y cómo hemos rezado. Pero, después de estos días de gracia, nos preguntamos: ¿qué nos llevamos con nosotros volviendo al valle de la vida cotidiana?”, les ha cuestionado Jorge Mario Bergoglio.

En este sentido, ante la imagen de la Virgen de Fátima llegada directamente desde el Santuario, ha guiado su sermón en torno a tres verbos del Evangelio de hoy: resplandecer, escuchar y no tener miedo.

El papa Francisco en la misa de envío de la JMJ de Lisboa

Resplandecer

Al igual que Jesús se transfigura y ‘su rostro resplandecía como el sol’ (Mt 17,2), “también nosotros necesitamos algún destello de luz para afrontar la oscuridad de la noche, los desafíos de la vida, los miedos que nos asaltan, las tinieblas que frecuentemente vemos a nuestro alrededor. El Evangelio nos revela que esta luz tiene un nombre. Sí, esta luz, que ha venido a iluminar el mundo, es Jesús”, ha señalado.

Así, dirigiéndose a los jóvenes, les ha recordado lo que la Iglesia y el mundo esperan de ellos: “Que sean jóvenes luminosos, que lleven la luz del Evangelio a todas partes y enciendan destellos de esperanza en las sombras de nuestro tiempo”.

¿Y para ser luminoso hay que llevar una vida de éxito? Pues, no. Según las palabras del Pontífice: “No nos volvemos luminosos cuando nos ponemos debajo de los reflectores, cuando exhibimos una imagen perfecta y nos sentimos fuertes y exitosos. No. Brillamos cuando, acogiendo a Jesús, aprendemos a amar como Él, porque esta es la verdadera belleza que resplandece: una vida que se arriesga por amor”.

Continuando con este resplandecer, Francisco ha insistido en que hay que “amar al prójimo tal como es. No solo cuando está en sintonía con nosotros, sino también cuando no nos resulta simpático y tiene aspectos que nos desagradan”. “Con la luz de Jesús es posible. Ustedes pueden amar de ese modo y derribar muros, prejuicios, llevando al mundo la luz del amor que salva, porque solo vas a ser luz el día que hagas obras de amor”, ha agregado.

Escuchar

Para Francisco, “el mandamiento que el Padre entregó es sencillo y directo: ‘Escúchenlo’ (Mt 17,5)”. Por eso, “todo aquello que hay que hacer en la vida cristiana está en esta palabra”. “Escuchar a Jesús, dialogar con Él, leer la Palabra y ponerla en práctica, seguirlo. Porque Él tiene palabras de vida eterna para nosotros; porque Él revela que Dios es Padre y es amor”, ha continuado.

Según Bergoglio, “esto es lo que nos sirve en la vida; no la fama, ni el éxito, ni el dinero, sino saber que no estamos solos, que siempre tenemos a Alguien a nuestro lado, que podemos empezar y concluir la jornada con la certeza del abrazo del Señor. Escucharlo, para tener la confianza de que somos amados y acompañados por un amor que nunca falla”. Asimismo, les ha pedido tener cuidado con “los egoísmos disfrazados de amor”.

No tener miedo

“Ahora que han vivido un anticipo de la gloria pascual, que han sido sumergidos en la luz divina y han escuchado la voz del Padre, ya pueden bajar del monte y afrontar los desafíos que les esperan más adelante”, ha aseverado en torno al último de los tres verbos.

“A ustedes, jóvenes, que cultivan sueños grandes pero frecuentemente ofuscados por el temor de no verlos realizarse; a ustedes, jóvenes, que a veces piensan que no serán capaces; a ustedes, jóvenes, tentados en este tiempo por el desánimo, por juzgarse fracasados o por intentar esconder el dolor disfrazándolo con una sonrisa; a ustedes, jóvenes, que quieren cambiar el mundo y luchar por la justicia y la paz; a ustedes, jóvenes, que le ponen ganas y creatividad, pero que les parece que no es suficiente; a ustedes, jóvenes, que la Iglesia y el mundo necesitan como la tierra necesita la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro; sí, precisamente a ustedes, jóvenes, Jesús les dice: ‘No tengan miedo'”, ha concluido refiriéndose a las palabras de Juan Pablo II.

Patriarca de Lisboa

Al comienzo de la celebración, el cardenal Manuel Clemente, patriarca de Lisboa, no pudo más que lanzar un gran ‘obrigado’ –que en portugués implica reciprocidad, como explicó– como señal de gratitud de lo que ha supuesto la participación del Papa en esta JMJ.

El cardenal agradeció al Pontífice “su presencia, su palabra y los gestos que generosamente ha compartido” y que él se compromete a intercambiar con “su constante gratitud y oración por su vida, salud y ministerio”. Clemente ha destacado que la JMJ fuera “una ocasión de encuentro y aliento a la solidaridad y a la construcción de un mundo más capaz de responder a las justas aspiraciones de todos, tras una pandemia que los ha confinado y todo lo que ha podido alejarlos unos de otros y de lo mejor de sí mismos”.

“Su figura y ejemplo, Santo Padre, propiciaron de inmediato la colaboración y el apoyo de aportaciones personales e institucionales que no faltaron”, destacó el patriarca en referencia a las autoridades y patrocinadores del evento. “Usted es el más joven de los jóvenes aquí”, concluyó.

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