El cardenal Omella propone un “cheque escolar” para salvar la asfixia de la escuela católica concertada

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, se sacó esta mañana de la manga una propuesta novedosa para financiar a la escuela católica de la asfixia y recortes que viene sufriendo en los últimos años en el actual sistema de concierto educativo que puso en marcha el Gobierno socialista de Felipe González.



“¿No podría ser el cheque escolar la verdadera neutralidad y libertad que pedimos a la Administración competente?”, sugirió el cardenal arzobispo de Barcelona en el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de primavera de los obispos españoles.  Fue este uno de los ejes de esta alocución inicial de una semana de trabajos, junto al compromiso manifestado para liderar la lucha contra los abusos sexuales.

Sin arbitrariedades

Así, detalló que “nuestro sistema de enseñanza concertada, que podría ser una buena solución, está siempre en riesgo de ser recortado o de sufrir arbitrariedades por parte de los poderes públicos”. El purpurado planteó su iniciativa basándose en que “algunos estados europeos financian abierta y completamente la educación de los niños y adolescentes en la escuela escogida por sus padres, sea cual sea la titularidad de la misma–pública o privada-, el modelo educativo y la confesión, religiosa o laica, de las mismas”.

En esta misma línea, apuntó que “el Estado no puede olvidar su deber de respetar el principio de subsidiariedad y evitar identificarse con un determinado modelo educativo, adscripción ideológica, o titularidad de la escuela”. “De otro modo nuestro Estado estaría pasando a ser un estado confesional laicista, discriminando a los ciudadanos y ciudadanas cristianos o de otras religiones”, alertó.

Por ello, Omella defendió un sistema educativo “gratuito con independencia de la titularidad privada o pública del centro y del modelo educativo”, sacando la cara por el actual modelo de conciertos que sostiene a la escuela católica. Además, subrayó que “las familias deben exigir el derecho a poder elegir la educación que prefieren para sus hijos, sin verse penalizadas por el modelo que escojan para sí”. “Observamos que el modelo educativo vigente no asegura adecuadamente la libertad de las familias y la neutralidad del Estado garantizadas por nuestra Constitución”, se quejó el presidente de los obispos.

Cosificación de la persona

En esta materia, mandó otro recado al Gobierno: “Apostamos por una propuesta educativa que promueva una educación afectivo-sexual orientada a este modo de amar y ser amados, alejada de toda cosificación de la persona, liberada de las ideologías de género, y que promueva un camino de aprendizaje en la sana integración de los instintos”.

Entre las cuestiones políticas que generan fricciones hoy con Moncloa, Omella no ladeó la defensa del derecho a la vida, “en todas las fases de su existencia, desde su concepción hasta su muerte natural, aumentando los cuidados cuando la vida es más vulnerable”. Así, junto a la condena al aborto y la eutanasia, subrayó la necesidad de salir al rescate de la dignidad de migrantes, enfermos mentales y ancianos.

Rechazo a la apologética

Más allá de estas cuestiones, en clave interna, hizo un llamamiento a los obispos para que asuman la “conversión pastoral y misionera” que plantea el Papa Francisco. El presidente del Episcopado se mostró convencido de que “no es el momento de la apologética, sino del amor, la misericordia, la orientación al reencuentro con Dios, y el desvelamiento del verdadero rostro de la Iglesia”. Por eso, sugirió al resto de obispos prepararse para “acoger a tantos hombres y mujeres, jóvenes y mayores, necesitados de escucha, de sanar heridas y de acompañamiento cercano hacia el encuentro con Cristo y con la gran familia de la Iglesia”.

Alineado con el pontificado de Francisco, subrayó que la Iglesia ha de ser “un hogar de “puertas abiertas” y una “casa paterna en lugar de aduana”. En este sentido, recordó que con la apuesta de reforma papal “se está cumpliendo lo que anunciaba el Concilio Vaticano II cuando nos recordaba que es todo el pueblo de Dios el que evangeliza”.

Renovación formativa

En este sentido, como si buscar reactivar a un Episcopado que pudiera estar algo aletargado o indiferente ante esta hoja de ruta elaborada por Jorge Mario Bergoglio, los animó a desarrollar las orientaciones pastorales recogidas en el documento ‘Fieles al envío misionero’, vigente desde 2021 a 2025 y que presenta a la comunidad cristiana como “ámbito de escucha y encuentro”.

Por si no les quedara claro a sus compañeros de la sala de la calle Añastro cómo materializar este desafío, el arzobispo de Barcelona aterrizó en la necesidad de insistir en la “renovación del modelo formativo” de los seminaristas y el acompañamiento de los sacerdotes, con la reciente visita apostólica de los obispos uruguayos a todos los seminarios españoles, de la que todavía se desconocen las conclusiones.

Despertar a los seglares

A la par, Omella llamó a los obispos españoles a “despertar e impulsar la misión particular de los laicos en el mundo”. “No está la plenitud del compromiso laical en su proximidad al altar, sino en la transformación cristiana del mundo”, subrayó el purpurado en un intento de no confundir roles y vocaciones, esto es, de no clericalizar a los seglares.

El presidente de los obispos quiere que los cristianos se constituyan como “un movimiento social a favor del bien común que pasa por proponer, no imponer, la visión católica de la persona, el matrimonio y la familia, como fermento de una sociedad más fraterna, humana y sensible a los más pobres y necesitados”. En esta misma línea, reivindicó la familia como “alternativa al modelo de modernidad individualista, utilitaria y desvinculada”

Ingente contribución

En su alocución, también tuvo palabras de reconocimiento para la “ingente e importante contribución teológica” de Benedicto XVI, fallecido el 31 de diciembre, así como para los diez años de pastoreo de Francisco. “A modo de profeta, nos ha ido preparando con horizontes, reflexiones, ideas y acciones simbólicas renovadas”, apreció Omella sobre el Papa actual.

El purpurado llevo a cabo una defensa sin fisuras del Sínodo de la Sinodalidad convocado por el pontífice argentino “siempre en comunión”. “El Sínodo nos está enseñando que, a pesar de las diferencias, la Iglesia tiene una voluntad común que nos une”, añadió.

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