Un puente entre las Iglesias de Madrid y Venezuela

  • El sacerdote venezolano Jesús Andrés Pérez , enviado por el cardenal Baltazar Porras, lleva 12 años en la capital de España
  • Da clases en el Instituto Superior de Pastoral y colabora con la Delegación de Migraciones para integrar a los latinos en las parroquias

Jesús Andrés Pérez, sacerdote venezolano en Madrid

El sacerdote venezolano Jesús Andrés Pérez Pérez lleva doce años en Madrid, siendo un puente entre su diócesis de acogida, donde desarrolla varias tareas pastorales de la mano del cardenal Carlos Osoro, y la de origen, Mérida, a la que sigue muy ligado, especialmente al cardenal Baltazar Porras (ya titular de Caracas), quien le mandó a España para formarse y volver algún día a su país para apoyar la puesta en marcha en Caracas del Instituto Teológico (ITER), el embrión de la Universidad Católica que el purpurado sueña para Venezuela.



Como rememora en conversación con Vida Nueva, vino “en un momento difícil para mi país, aunque hoy, sin duda, estamos aún peor. Don Baltazar nos mandó a varios sacerdotes a estudiar en varios puntos de España. Yo vine a Madrid y he podido licenciarme y terminar el doctorado en Teología Pastoral. Ahora, intento retribuir lo que he recibido, colaborando en algunas actividades de la diócesis y dando clases en el Instituto Superior de Pastoral”.

Labor pedagógica y pastoral

Una labor pedagógica que complementa con la pastoral como vicario en la Parroquia Santa María de la Caridad. Desde ahí, entre otras muchas cosas, ha coordinado los trabajos del equipo de su vicaría en la fase diocesana del Sínodo, estando presente en su clausura en la Fundación Pablo VI. Además, en estrecha colaboración con dos referentes de la diócesis madrileña, como Rufino García Antón, el director de Migraciones, y José Luis Segovia, responsable de la Pastoral Social, “estamos trabajando en un díptico que nos ayude a acompañar e integrar mejor en las parroquias a los migrantes de habla hispana, una realidad creciente en nuestras comunidades”.

De hecho, él mismo observa cómo la migración venezolana “se está convirtiendo en la mayoritaria en Madrid”. Un reto que él ve como una gran oportunidad, también a nivel de fe: “Como yo mismo he experimentado, en el proceso migratorio todos podemos crecer. Por un lado, aquí nos posibilitan la opción de una nueva vida. Pero, al mismo tiempo, nosotros también podemos ofrecerles a los madrileños nuestra cultura y, en lo religioso, la alegría y todo lo que hay detrás de nuestra religiosidad popular”.

Encarnado en la cultura popular

Eso se cada año en la fiesta de la Chinita, especialmente significativa para la comunidad maracucha, que se celebra en la iglesia de La Merced y que “asombra a todos los que se acercan a conocerla”. Pero también “en la celebración de la fiesta de Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela, con una gran hondura en la parroquia de San Antonio, en Cuatro Caminos, recordando nuestras raíces y nuestra idiosincrasia”. Es decir, “que el hecho migratorio ha dado lugar a un encuentro entre personas en el que todos sumamos y somos mejores. En clave de ofrecer y aportar, tanto el que acoge como el que se da a sí mismo muestran que no somos islas ni hemos de vivir en guetos”.

Convencido de que esa cultura del encuentro debe brotar de un modo natural en nuestras parroquias, Jesús Andrés busca empezar la tarea por la suya propia, consiguiendo que mucha gente se comprometa con su asociación ‘Una mirada hacia Venezuela’, que nació en la parroquia santa María de la Caridad y que tiene como fin la ayuda humanitaria, recogiendo numerosos medicamentos y elementos de primera necesidad que, cada mes, van mandando a su país natal.

Asesoría legal

Además, con varios voluntarios y en colaboración con Pueblos Unidos, entidad social enraizada en La Ventilla, ofrecen asesoría legal a muchos inmigrantes venezolanos para que puedan regularizar su situación. Una labor en la que participan españoles y venezolanos y que, desarrollada en ámbitos parroquiales, el sacerdote observa cómo construye Iglesia y sociedad.

Además, Jesús Andrés, junto a otros venezolanos que viven en distintos puntos de España, participa en la ayuda a los sacerdotes de su diócesis originaria en distintas formas (sobre todo a los que piden medicamentos) y está en contacto estrecho con muchos de sus compañeros, a uno y otro lado del Océano: “Han pasado doce años desde que llegué y me siento sacerdote de ambas diócesis. En Madrid me han acogido siempre muy bien, soy partícipe en muchos proyectos y me siento uno más. Por lo mismo, algún día volveré a Venezuela, con la que estoy unido en mi día a día. Porque podré estar lejos, pero jamás ausente”.

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