Coaching islámico: la nueva controversia en el mundo musulmán

Mientras algunos fieles creen que está coherencia con el mensaje del Profeta, otros lo condenan como una desviación de la religión por sus consideraciones materialistas

En Internet y en las librerías florecen los contenidos que combinan islam y desarrollo personal. Y es que mientras para unos el coaching islámico está en total coherencia con el mensaje del islam, otros lo condenan como una desviación de la religión por sus consideraciones materialistas.



“Conviértete en la mejor versión de ti mismo a través del modelo profético”, reza el título de un libro, que ocupa un lugar destacado en una librería musulmana. “Cuando hablamos de desarrollo personal, es difícil no pensar en el modelo profético: cuando el profeta te dice que busques con energía lo que te hace sentir bien (…), estás construyendo tu mentalidad”, se lee en la contraportada. Y es que el panorama de estas publicaciones es tan vasto e inclasificable como el del desarrollo personal laico, y la dosis de religión varía según el contenido: se puede encontrar un “libro-coach” “basado en los principios del islam”, planificadores para practicar la fe a lo largo de la semana, o un podcast que ofrece “consejos para desarrollar el pensamiento positivo” producido por una cuenta “100% musulmana”.

Ganar el paraíso sintiéndote bien

En el podcast Miracle Fajr, dos chicas jóvenes se entusiasman: una explica cómo consiguió habituarse a su rutina matutina, la “mañana milagrosa” –un método popularizado por el “coach del éxito” estadounidense Hal Elrod, que consiste en levantarse muy temprano para optimizar el día– con la oración del alba (Fajr). Así que, en lugar de volver a dormirse después de la oración como hacían sus padres, la joven aprovecha este momento de suspensión para realizar todo tipo de actividades. “Sabía que esa mañana milagrosa era estupenda”, dice, “pero no olvidemos nuestra intención original: levantarnos temprano por Alá”. Este ritual parece reforzar tanto su equilibrio personal como su fe: “Cuando pones tu intención en Alá, sales ganando en todas partes”, prosigue. “Te sientes bien todo el día y, encima, ganas el paraíso”.

Entonces, ¿”bienestar islámico” o más bien… “islamización del bienestar”? Para Laëtitia Bucaille, socióloga y autora de un estudio al respectos, la afirmación de una identidad musulmana no escapa a las tendencias que recorren la sociedad: “La búsqueda de realización personal, de autenticidad y de singularidad, el deseo de sentirse bien es propio de todos los jóvenes”, señala. Según ella, este fenómeno no es tanto un signo de comunitarismo como el resultado de “una fusión compuesta, con las mismas derivas que en otras partes, en torno a la medicina alternativa o a los gurús”.

El Profeta, primer entrenador

En estos contenidos, la recta praxis islámica puede verse como un camino hacia el bienestar, o incluso como una forma de empoderamiento. En sus entrevistas con jóvenes musulmanas, Laëtitia Bucaille ya había observado que “la religión, y su práctica, se percibe como un marco protector que las tranquiliza, las estructura y da respuesta a las angustias cotidianas más existenciales”. Más aún en una sociedad en la que “los puntos de referencia no están necesariamente muy claros”.

Inés (nombre ficticio), de 28 años, atribuye al desarrollo personal proporcionado por el islam el haberla ayudado a salir de una situación difícil. Expuesta a los medios de comunicación como mujer velada y despedida de su trabajo a consecuencia de ello, empezó a “consumir” mucho contenido de desarrollo personal antes de crear su propia empresa. “El desarrollo personal me ayudó a recuperar el poder sobre mi vida, a cambiar mi mentalidad para tomar conciencia del campo de posibilidades y a darme cuenta de que mis decisiones tenían un impacto”, afirma.

Inés considera que esta mentalidad es absolutamente coherente con su religión, que la invita a “luchar por lo mejor”, y se inspira en los “modelos a seguir” del profeta Mahoma y su esposa Jadiya, a la que ve como una “mujer emprendedora”. De hecho, gran parte del contenido mezcla el desarrollo personal con consejos empresariales.

El desarrollo personal, algo mundano

Pero en Internet, otros predicadores musulmanes advierten contra el coaching islámico. La mayoría proceden de las filas conservadoras y denuncian el individualismo, el culto al ego y la búsqueda del rendimiento que subyacen en estos discursos, pero también las derivas “New Age” y los cánones abusivos, críticas habituales al desarrollo personal laico. Estos predicadores musulmanes también lo consideran una desviación del islam.

Uno de ellos ataca lo que denuncia como una concentración de la preparación musulmana en los placeres terrenales en detrimento del más allá. “Sin descuidar la vida de este mundo, se invita al musulmán a relativizar la importancia de este breve paso por la tierra (…)”, afirma Vincent Souleymane, convertido al islam en 1999 y hoy influyente predicador rigorista. “Pero el desarrollo personal sólo conoce un mundo: este mundo. La búsqueda del éxito y la realización sería, por tanto, para él, “una emanación de la sociedad materialista”. Por su parte, el profesor Sofiane Meziani critica la valorización del individuo autónomo y dueño de su destino en detrimento de la fe. “En estas técnicas, se trata más de desarrollar la confianza en uno mismo que la confianza en Alá”, afirma.

Estas controversias revelan un debate entre visiones enfrentadas del islam. Identificado como uno de los rostros del desarrollo personal islámico, Ismail Mounir, youtuber con 340 000 suscriptores, imparte formación de pago y publica un número considerable de vídeos, algunos de los cuales se titulan: “Cinco consejos para aumentar tu fe”, o “Tres herramientas de desarrollo personal en el Corán”.

El antiguo imán afirma ofrecer “un enfoque popularizado y simplificado del islam, adaptado al contexto francés y centrado en el significado”. A los musulmanes se les sirve un discurso obsoleto, nocivo y culpabilizador”, afirma el hombre, que quiere llevar la contraria a los planteamientos rigoristas, centrando su discurso en “la espiritualidad, los valores y la ética”.

Inspirándose en particular en el escritor Frédéric Lenoir, Ismaïl Mounir asume asociar las técnicas de desarrollo personal con el islam: “Si esto puede ayudarnos a deconstruir creencias limitantes, a gestionar mejor nuestro tiempo y a sentirnos mejor en un contexto islámico, no veo por qué sería perjudicial”, justifica. Entonces, ¿crees en ti mismo o crees en Alá? Para los seguidores del desarrollo personal islámico, el arte consiste en encontrar el equilibrio adecuado.

Si los contenidos del desarrollo personal abarcan realidades muy diversas, tienen sin embargo un denominador común: “Proponer a los individuos que intervengan sobre sí mismos para mejorar diversos aspectos de su vida (relaciones laborales, sociales o amorosas)”, explica el sociólogo Nicolas Marquis, entrevistado por el semanario L’Express. Señala que una de sus principales características es, por tanto, “afirmar que la mayoría de los problemas y deseos pueden abordarse utilizando un número limitado de métodos universales“.

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