Benedicto XVI: así fue su relación con la Vida Religiosa

A la hora de abordar la relación entre el hoy fallecido Benedicto XVI y la Vida Religiosa, conviene tener en cuenta un significativo gesto: una vez que Joseph Ratzinger dejó de ser Papa y tras expresar que permanecería “oculto al mundo”, se retiró en el monasterio Mater Ecclesiae, situado en los Jardines Vaticanos.



Aunque con plena libertad para salir de él cuando quiera y sin seguir la disciplina interna de las monjas, ha respirado con hondura el estilo propio de la Vida Consagrada, por su propio deseo, hasta el final de sus días.

Para profundizar en la relación de Ratzinger con los religiosos y consagrados, lo mejor es acudir a los discursos de este Papa, cuyos mensajes delicados esconden una gran fuerza en los pasajes que quiere destacar. En este sentido, dos alocuciones muestran con clarividencia su actitud.

Aliento a los superiores y superioras generales

La primera la ofreció en el marco de una asamblea semestral con la Unión de Superiores Generales (USG) y la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), el 26 de noviembre de 2010.

Entonces, a los representantes de las principales congregaciones, el Papa les agradeció todo lo que hacen “en la Iglesia y con la Iglesia a favor de la evangelización del hombre”, incluso en circunstancias “arriesgadas” y “difíciles”. A la vez que hizo especial hincapié en que, sin “discernimiento”, “oración” y “reflexión”, la Vida Religiosa corre el riesgo de “acomodarse en los criterios de este mundo: el individualismo, el consumismo y el materialismo”.

A continuación, les animó a no desfallecer en “la búsqueda común de medios que favorezcan la comunión, la mutua comunicación, el calor y la verdad en las relaciones recíprocas”.

Unas pocas palabras, sí, pero con mucho contenido: agradecimiento y ánimo mezclado con una advertencia sobre los peligros que pueden fomentar la pérdida de su esencia y sentido, así como una fuerte insistencia en la necesaria comunión, entre sus propios miembros y en relación con sus pastores.

Este interpelante tono, tan apropiado para los tiempos de crisis que afligen a todos los hombres, y que en el caso de los religiosos se manifiestan en una progresiva y marcada pérdida de vocaciones, sobre todo en el ámbito occidental, se percibió con una renovada fuerza en un discurso que, al final, ha acabado siendo uno de los últimos de este pontificado.

Signo de contradicción y testimonio de alegría

El 2 de febrero de 2013, con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, Benedicto XVI se complació de que los religiosos y consagrados sean un “signo de contradicción” para el hombre contemporáneo, instalado “en la sociedad de la eficiencia y del éxito”.

 

Hoy, cuando todo se mide por su valor material, la Vida Religiosa representa, como expresó el Papa en ese discurso, un valioso testimonio de presencia que, pese a ser “minoría”, acompaña “la debilidad de los pequeños” y a todos los que “no tienen voz”. Finalmente, Ratzinger les pidió mantener su “alegría”, anclada en su unión con Cristo, y desoír, así, “a los profetas de la desventura” que proclaman “el fin o la sinrazón” de la Vida Consagrada.

Religiosas estadounidenses

Más allá de los mensajes papales, a efectos prácticos, lo más significativo ha sido la intervención que desde la Congregación para la Doctrina de la Fe se impuso en agosto de 2012 sobre la Conferencia de Superioras Mayores de Estados Unidos (LCWR, por sus siglas en inglés), que representa al 95% de las 59.000 monjas del país.

Tras observar “problemas doctrinales serios” (principalmente, por expresar posturas particulares en torno a cuestiones como la homosexualidad o la ordenación sacerdotal de mujeres), desde el dicasterio vaticano se expresó el deseo de reorientar los estatutos, planes pastorales y programas de formación de la institución. Con esta acción se culminaba un proceso iniciado en 2008, cuando ya se comunicó a la LCWR que, después de observar las actas de sus últimas asambleas, se emprendía una “evaluación doctrinal” de su actividad.

Este hecho ha coincidido en el tiempo con la visita apostólica organizada por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada a las religiosas estadounidenses de vida activa.

 

Renovación al frente del dicasterio

En cuanto a nombramientos relevantes, destaca la designación, en enero de 2011, de João Bráz de Aviz como prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA).

Aunque no es religioso, su designación fue muy bien recibida por las principales instituciones colegiadas de consagrados. Al purpurado brasileño le acompañó en la tarea, aunque brevemente, el estadounidense Joseph Tobin, antes superior general de los redentoristas y nombrado secretario de la CIVCSVA en agosto de 2010. En octubre de 2012 abandonó su cargo al ser designado nuevo obispo de Indianápolis, hoy es el cardenal arzobispo de Newark.

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