Renacimiento hay más de uno

  • El Museo del Prado enseña cómo los artistas españoles encontraron en Nápoles la “maniera moderna” a partir de la conquista de 1503, y la trajeron luego a la Península
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Exposición Otro Renacimiento Museo del Prado

El Renacimiento entró en España por Nápoles. La estela de Leonardo, Rafael y Miguel Ángel arraigó en nuestro país a través de la gran ciudad del sur de Italia, entonces la más habitada de Europa –más de cien mil almas– tras París. La renovación humanista del arte llegó tras la conquista de Gonzalo Fernández de Córdoba, ‘El Gran Capitán’, que entró triunfante en 1503 y la gobernó en nombre de los Reyes Católicos.



“Esta exposición cuenta una doble historia. La consolidación de España como potencia hegemónica en Europa, de la que la conquista de Nápoles representa un paso fundamental, y el desarrollo de la cultura napolitana y española hacia el lenguaje del Renacimiento”, avanza Andrea Sezza, profesor de la Università degli Studi della Campania y uno de los dos comisarios del ‘Otro Renacimiento. Artistas españoles en Nápoles a comienzos del Cinquecento’, la muestra que asombra en el Museo del Prado.

“España había quedado muy ligada al lenguaje gótico y a través de este estrechamiento de los vínculos con Nápoles empieza a adquirir un lenguaje renacentista”, expone Sezza. Esa transformación de la pintura y la escultura religiosa a la “maniera moderna” tuvo protagonistas: el Maestro del Retablo de Bolea, Pedro Fernández, Bartolomé Ordóñez, Diego de Siloé, Pedro Machuca y Alonso Berruguete, el único cuyo paso por Nápoles a principios del siglo XVI no está confirmado.

Hasta el 29 de enero

“Tras realizar sus obras allí, vuelven a España y se convierten en embajadores del primer Renacimiento. Dan nacimiento en España al Renacimiento”, precisa Ricardo Naldi, profesor de la Università degli Studi L’Orientale y el otro de los comisarios de una muestra que expone 75 piezas, todas de arte religioso, salvo un busto de ‘Guerrero’ (h. 1532-36) de Gabriel Joly.

Entre ellas –44 pinturas, 25 esculturas, cinco libros y un retablo– hay verdaderas obras maestras, y todas son testimonios extraordinarios de un panorama artístico considerado a menudo secundario respecto a los tradicionales focos de Roma y Florencia, pero que no lo es.

La exposición –abierta hasta el 29 de enero y que se mudará luego al Museo e Real Bosco di Capodimonte– acoge algunas piezas que se pueden ver en público por primera vez, y no solo en España. Por ejemplo, el ‘Breviario-Misal de Fernando el Católico’ (h. 1506-07), procedente de la Biblioteca Apostólica Vaticana.

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