Notre Dame pisa el acelerador

La restauración de la catedral de París mantiene a 300 obreros trabajando cada día

Cada día unos 300 obreros se afanan en las obras de restauración de la catedral de Notre Dame de París tras el incendio, pero en 2023 este número aumentará hasta los 500 trabajadores. Así lo han confirmado el arquitecto Philippe Villeneuve y el representante especial de la presidencia francesa, el general Jean-Louis Georgelin, en una comparecencia con eurodiputados en la Asamblea Nacional de Francia. Para el militar realmente la catedral está “en proceso de renacimiento” ya que las obras concluirán en 24 meses.



Hacia la recta final

Tras el incendio del 15 de abril de 2019, la comisión encargada de las obras lleva trabajando intensamente y ajustándose a un presupuesto de unos 165 millones de euros que, según los informes del Tribunal de Cuentas, se están empleando de forma totalmente regular a pesar de aparecer imprevistos como las condiciones sanitarias de los trabajadores para evitar que se expongan a sustancias como el plomo. En lo burocrático las licitaciones se han hecho con pluralidad y trasparencia estando ya resueltos casi todos los concursos –incluyendo algunos muy sensibles como los referentes a la reconstrucción de la aguja–.

Georgelin calcula que unas 1.000 personas están implicadas en toda Francia, como es el caso de los 45 aserraderos que cortan el roble para las nuevas vigas de la cubierta. “Tenemos la sensación de que se está cosechando todo el trabajo realizado en los últimos tres años”, aseguraba. Para Villeneuve “vivimos un periodo bastante apasionante” en el que se están cumpliendo los plazos que prevén su apertura en 2024. Y es que ya está terminada la reconstrucción de la bóveda derrumbada del transepto norte y los canteros trabajan en reconstruir los arcos y la bóveda del crucero.

En el exterior ya se trabaja también en las nuevas esculturas que sustituirán a las que están demasiado dañadas y “la restauración devolverá a las piedras su brillo rubio y revelará pinturas que habían desaparecido”, aseguró el presidente de la institución pública.

Un lugar para todos

Por su parte, para el obispo de París, Laurent Ulrich, también confirmó que “gracias a la labor de la institución pública encargada de la restauración, las obras avanzan según lo previsto”. “No estamos rehaciendo la catedral, que forma parte de una continuidad histórica, pero vamos a repasar su silueta. En 2023, la aguja volverá a surcar el cielo: será un gran momento para los parisinos”, aseguró en una entrevista en La Croix.

La diócesis es responsable del mobiliario litúrgico, algo que se hará “respetando a la vez la herencia, el presente de la fe cristiana, y trabajando en disposiciones que puedan perdurar en los siglos venideros”. “Para el mobiliario litúrgico ha habido un gran número de solicitudes, que debemos estudiar antes de anunciar los nombres de quienes podrán concursar. La Iglesia, junto con la institución pública y el Ministerio de Cultura, elegirá un enfoque que evoque en profundidad la fe cristiana”, señaló el obispo. Así Ulrich espera que la catedral sea “un lugar para todos y, al mismo tiempo, quiero que haya signos permanentes de una asamblea, en particular varias sillas”. “Es una imagen muy bella pensar que, en una catedral que es muy popular, los cristianos rezan y celebran el misterio de Cristo. Es una hermosa parábola de lo que la Iglesia quiere ser en una sociedad”, destaca frente a quienes temen que sea un templo solo para turistas.

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