Javier Sagrera: “Cuando corro es como si entrara en una fase de meditación”

El piloto de Fórmula 3 Javier Sagrera

Javier Sagrera –hijo de la actriz Mónica Pont– es uno de los únicos tres españoles que compiten en Fórmula 3. Sueña con subirse a un coche de Fórmula 1 en dos años. Y la verdad es que está llamado a ser un referente del deporte español.



PREGUNTA.- ¿Tiene escudería para el próximo año?

RESPUESTA.- Aún estamos estudiando las opciones, pero mi plan es hacer un año más de Fórmula 3 y, siguiendo la escalera, llegar a Fórmula 2 y luego a Fórmula 1. Antes decía que era mi sueño, ahora digo que mi objetivo es llegar en un par de años. Por ahora me temo que me quedo fuera de España más tiempo, a tenor de las propuestas que tengo.

P.- Por cierto, ¿tiene carné de conducir?

R.- Aquí hay una buena anécdota y es que me saqué el carné el 4 de agosto, porque cumplí los 18 años y resulta que el teórico lo aprobé a la primera y el práctico lo suspendí yendo por una carretera por no dejar pasar a una furgoneta. La verdad es que me moría de risa. Pero ya lo tengo.

Vida muy sacrificada

P.- Los coches han condicionado su vida…

R.- La vida de todo deportista de élite es dura. Hace dos años, mis padres me permitieron dejar los estudios porque si querían que creciera como persona, les razoné que vivir solo en Inglaterra, con 16 años, me ayudaría íntimamente y como piloto. Esta vida es muy sacrificada porque, no estarás estudiando, pero te desvives y vives para las carreras. Tienes que despedirte de tu familia, tu formación, tus amigos, pero la ilusión es muy fuerte y todo lo haces con gusto.

P.- ¿Qué piensa cuando escucha que es uno de los deportistas jóvenes más prometedores del país?

R.- Es un privilegio, pero el deporte español es muy fuerte en todos los aspectos y categorías. Para mí sería un orgullo representar a mi país, algún día, en lo más alto. (…)

Máxima concentración

P.- Cuando está en medio de una carrera a tanta velocidad, ¿en qué piensa?

R.- La gente puede no entenderlo, pero el nivel de concentración es tan alto, debido a la velocidad, que no pensamos en nada. Todo es concentración en cada curva, cada vuelta. Escuchamos a los ingenieros que nos hablan por radio pero es como si tu mente se quedara en blanco y solo te dedicaras a conducir por intuición. Cuando estás en pista es como si entraras en una fase casi meditativa, en blanco, y cuando termina la carrera vuelves a la realidad y te vuelve todo a la cabeza.

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