La Iglesia argentina valora y agradece la vida de los abuelos y adultos

“Deseamos reconocer, valorizar y agradecer, con amor y generosidad, lo que todos los abuelos y mayores han hecho, hacen y harán, desde su rol insustituible de maestros de la vida…”, sostuvo la pastoral de adultos mayores

La Iglesia argentina, en comunión con la Iglesia universal, celebró la II Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores, propuesta por el papa Francisco para resaltar el valor de la ancianidad.



El Equipo Pastoral de Adultos Mayores de la Comisión Episcopal de Vida, Laicos y Familia (CEVILAF) de la Conferencia Episcopal Argentina envió un mensaje en el que recordaron la situación planteada en la Exhortación Apostólica Christus Vivit que señala que los cambios culturales y económicos, el aumento de la longevidad y el consecuente envejecimiento poblacional son una revolución social silenciosa que, sumada a la dinámica de las sociedades modernas y a la cultura sin Dios, generan separación y distanciamiento entre los distintos grupos etarios.

“Son los abuelos los que nos ayudan a hacer de nuestras familias un lugar de raíces fuertes que nos permitan crecer y desarrollarnos, respondiendo a los nuevos desafíos”, reafirmaron. Y agregaron que hoy se ve el surgimiento de una nueva generación de abuelos que atienden a sus propios padres, a sus hijos y a sus nietos. Por tal motivo, el Santo Padre insiste en revitalizar la alianza de las generaciones, promoviendo el diálogo fecundo entre los jóvenes y los ancianos.

Maestros de la vida

Afirmaron que, con este espíritu, quieren reconocer, valorizar y agradecer, con amor y generosidad, lo que todos los abuelos y mayores han hecho, hacen y harán, desde su rol insustituible de maestros de la vida, para acompañar, cuidar e integrar a las familias. En ellos recae la transmisión de los grandes valores humanos, comunicando su legado de carismas, gratitud, experiencia y sabiduría, de generación en generación.

En este día de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, los miembros de la pastoral de adultos, dieron gracias a Dios y a la Virgen por la bendición de la larga vida que les ha concedido.

Además, aseguraron el compromiso de respetar sus opiniones, atender sus necesidades, proteger su intimidad, fomentar su mayor participación y protagonismo, garantizando condiciones más humanas, respeto a su dignidad y la tutela efectiva de sus derechos fundamentales, para que, al transitar esta etapa, sigan siendo verdaderos protagonistas de la familia y la sociedad que ellos crearon.

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