El Óbolo de San Pedro acumula un déficit de 18 millones de euros

El fondo que recoge los donativos de los fieles para las obras de caridad del Papa recaudó 46,9 millones en 2021

Vaticano Roma

El Óbolo de San Pedro, el fondo que recoge los donativos de los fieles para las obras de caridad del Papa, recaudó el año pasado 46,9 millones de euros -casi tres millones más que en 2020-. No obstante, acumula un déficit de 18 millones de euros, ya que los gastos ascendieron a 65,3 millones, según los datos publicados este jueves por el Vaticano.



El principal donante es Estados Unidos, que aportó 13 millones, seguido de Italia, Alemania, Corea y Francia, mientras que España se sitúa en sexto lugar, con 900.000 euros, al igual que Brasil. En total, las donaciones por países supusieron el 74,3% de lo recaudado, frente al 25,% recibido de otras fundaciones y órdenes religiosas.

De los 65,3 millones de euros gastados en 2021, 46,9 millones de euros se financiaron con las donaciones recibidas durante el año, mientras que los 18,4 millones restantes se financiaron con el patrimonio propio del Óbolo. En particular, 55,5 millones de euros contribuyeron a las actividades promovidas por la Santa Sede para llevar a cabo la misión apostólica del Papa, sobre todo en diócesis de países pobres, mientras que 9,8 millones se destinaron a proyectos de asistencia.

Descenso de las donaciones

El prefecto de la Secretaría para la Economía, el jesuita español Juan Antonio Guerrero, ha explicado que de 2015 a 2020 el Óbolo había experimentado un descenso en las donaciones del 23%, penalizado además por un 18% más en 2020 debido a la pandemia de coronavirus.

Por continentes, África fue el principal beneficiario (41,8%), seguida de América (23,5), Asia (8,2%) y Europa (1%). En concreto, el Vaticano ha destacado tres ámbitos de asistencia donde van destinados los fondos: los proyectos sociales (como la construcción de escuelas, o proyectos para la protección de la dignidad humana, etc.); iniciativas de apoyo a la presencia evangelizadora de las iglesias con dificultades (por ejemplo, la construcción de casas para curas en Sudán del Sur e Indonesia), y la expansión y mantenimiento de la presencia evangelizadora (construcción de nuevas iglesias).

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