Manos Unidas: “El derecho al agua es asimilable al derecho a la vida”

Con motivo del Día Mundial del Agua, la ong de la Iglesia denuncia que “hay miles de seres humanos que mueren por falta de agua en este planeta, mientras otros la derrochan”

Este lunes, 22 de marzo, al comienzo de la primavera en el hemisferio norte, se celebra el Día Mundial del Agua. Una jornada propuesta por Naciones Unidas en la que “se nos recuerda la importancia que el agua tiene en todos los órdenes de la vida y la necesidad de cuidar unos recursos hídricos que no son infinitos”, según señala Manos Unidas. Para la entidad católica, “en pleno siglo XXI, inmersos en la pandemia por coronavirus, las cifras del acceso humano al agua son devastadoras: tres de cada diez personas carecen de acceso a servicios de agua potable seguros.



Cambiar la forma de vivir

Una realidad que es fácil de encontrar en lugares como Fucai, en Colombia, desde donde Ruth Chaparro, directora de FUCAI –una entidad colaboradora de Manos Unidas–, denuncia que “hay miles de seres humanos que mueren por falta de agua en este planeta, mientras otros la derrochan: la usan mal y, además, secan los ríos y los contaminan”. Y es que, según los datos de la entidad, en los últimos cinco años, ha aprobado 147 proyectos relacionados con el agua y saneamiento.

Para María José Hernando, del departamento de Estudios de Manos Unidas, “el derecho al agua es asimilable al derecho a la vida, porque sin agua la vida no sería posible. Es tan básico como eso”. “Los seres humanos, fundamentalmente en los países más ricos, seguimos sin ser conscientes de que nuestra manera de vivir y de consumir tiene graves repercusiones en las vidas de millones de personas en países con menos recursos. Y, entre esas repercusiones, está la falta de agua para cosechar, para el ganado, para la higiene e, incluso, para el consumo humano”, denuncia.

El grito de África 

En África, “la falta de agua hace que muchas niñas no estén escolarizadas porque son ellas las que se encargan de gran parte de las tareas de la casa, entre las que está el abastecimiento de agua para lavar, cocinar…” relata la misionera Victoria Braquehais. La religiosa señala que en Camerún, “en nuestros hospitales atendemos a muchas personas, especialmente a mujeres que padecen problemas de espalda debido a que desde muy jóvenes tienen que transportar los bidones de 20 litros a grandes distancias”. Además, denuncia que el desplazamiento a por agua también pone en peligro su integridad física de las niñas.

Los problemas de higiene derivados de la carencia de agua son el motivo por el que cada día mueren alrededor de 1.000 niños aquejados por enfermedades diarreicas. “La escasez de agua o el consumo de agua no segura está en la base de muchas enfermedades, disminuye mucho la calidad de vida y es una de las principales causas de la mortalidad infantil temprana, entre cero y cinco años, porque provoca diarreas, fiebres tifoideas y favorece la malaria”, explica Braquehais.

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