Paraguay: la Iglesia pide cambios ante el motín en la Penitenciaría de Tacumbú

En un comunicado, la Conferencia Episcopal de Paraguay sostuvo que “el sistema penitenciario debe curar las llegas, sanar las heridas y generar nuevas oportunidades”

Un violento motín en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú dejó como saldo siete muertos y varios heridos. Por tal motivo, los obispos paraguayos manifestaron sus condolencias y cercanía espiritual a los familiares. 



En el comunicado brindado por la Oficina de Prensa y Comunicaciones, resaltaron la pésima condición en la que se encuentran los reclusorios y la totalidad del sistema penitenciario del país.

Alta corrupción

Los obispos se mostraron preocupados por la situación actual de un sistema carcelario, cargado de corrupción, injusticias, violencia y desatención de los derechos humanos.

“Los hechos evidencian que de nada sirve una superestructura para recluir a las personas que tienen cuenta pendiente con la justicia si sigue imperando la alta corrupción en las cárceles y si no se realiza una profunda reforma penitenciaria”, expresaron los prelados.

Lamentaron la falta de acción y de gestión eficaz para disminuir la población penal sin condenas y evitar el hacinamiento que va en contra de los derechos básicos de las personas.

Asimismo, mencionaron su inquietud con respecto al manejo que varios “grupos criminales”, de extrema violencia, ejercen sobre las autoridades y sobre el control de la misma población carcelaria.

“Merecen una segunda oportunidad”

Los prelados también ratificaron que el sistema penitenciario debe curar las llagas, sanar las heridas y generar nuevas oportunidades.

La Iglesia paraguaya señaló que muchos de los privados de libertad “se encuentran cumpliendo con una condena o esperan que la justicia obre acorde a la ley”. Tienen sueños, esperanzas y familias que los esperan. “Quieren verdaderamente reinsertarse a la sociedad”, afirmaron.

Recordaron que el Papa, en sus viajes, siempre visita a los privados de libertad en las cárceles. “Es penoso constatar sistemas penitenciarios que no buscan curar las llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades”, había expresado el Santo Padre en la cárcel Curran-Fromhold de Filadelfia (EE.UU). Allí, con el gesto del lavado de pies, se puso al servicio de los demás y mostró la igualdad de condiciones de todos los hijos de Dios.

Finalmente, pidieron a los poderes del Estado redoblar esfuerzo y “desafiarnos a una mirada mucho más humana y humanizante a favor de las personas privadas de libertad que verdaderamente merecen una segunda oportunidad, al fin y al cabo, es un beneficio para toda la población”.

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