Mi Navidad en Marte

Marta Marina Boriosi, Nasa

Marta Marina Boriosi, nacida en Argentina y quien lleva ya varios años en nuestro país, teniendo la nacionalidad española, tiene un sueño: viajar a Marte. Pero, lejos de que se quede en una utopía inalcanzable, ella está mucho más cerca de conseguirlo que el común de los mortales. De hecho, era una de las 1.058 personas de todo el mundo (39 de ellas eran españolas) seleccionadas por la Nasa para participar en un proyecto que pretendía mandar en los próximos años a la primera expedición humana al conocido como el planeta rojo.



Por ahora, el programa se ha parado, pero Marta, quien trabaja como vigilante de seguridad en el municipio madrileño de Arganda del Rey, no deja ni mucho menos de formarse. Y es que esta astrónoma, que ha hecho prácticas de astronauta y ha logrado varios premios de astrografía y de ingeniería espacial, además de haber escrito un libro de divulgación sobre el tema, sigue ligada a varios proyectos de la Nasa, como Asgardia (futura estación espacial), Mars One o Space for Humanity.

En clave de fe

De cara a su sueño (recorrer algún día el Universo, mirar a la Tierra desde una nave espacial y finalmente, pisar Marte), lo ve como algo muy unido a la fe: “Soy cristiana y estoy convencida de que buena parte de mis logros son gracias a Dios. Amo al Señor y, junto a mi familia, valen más que cualquier logro”.

Convencida de que una experiencia como esta le ayudaría a “desarrollar mi fe”, ahora que afrontamos unas fiestas navideñas en un momento ciertamente convulso en todo el planeta por la pandemia que nos azota, Marta mira más allá y sueña con una celebración especial, dentro de unos años, ayudando a la humanidad en el mayor viaje de la Historia: “Sí, imagino una Navidad en Marte… Un planeta más vacío y frío, pero creado por Dios. Es una imagen que vivo en clave espiritual, impactándome la gran inmensidad de ese planeta”.

Marta Marina Boriosi, Nasa

Comprender lo que nos rodea

Se emociona cuando piensa que “estuve a punto de ir y, por qué no, vivir allí una Navidad. Me hubiera gustado mucho… ¡Cruzar el universo, culminar mi investigación, ver otros planetas! Y es que también esta es la base de mi fe: entender un poco a Dios y ver la obra nacida de sus manos”.

“Mi fe –concluye– impulsó mi deseo de ser astronauta y de comprender las leyes del universo en que vivimos y que nos rodea. La Tierra es un punto diminuto en el cosmos, pero estoy convencida de que no somos únicos”.

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