Francisco en el Encuentro por la Paz de Sant’Egidio: “Solo el amor es el camino para la plena comunión entre nosotros”

“Es un don rezar juntos”, ha dicho el papa Francisco hoy, 20 de octubre. Un don que, esta tarde se ha concretado en el Encuentro de Oración por la Paz promovido por la Comunidad de Sant’Egidio “en el espíritu de Asís” bajo el título ‘Nadie se salva solo. Paz y fraternidad’, y que ha hecho que al Papa se unan los líderes de las principales religiones y confesiones. Primero, desde distintos puntos de Roma, para después reunirse todos en la plaza del Capitolio, donde también estará presente el Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella.



Durante la homilía que ha pronunciado en el encuentro de oración de los cristianos –celebrado en la Basílica de Santa Maria in Aracoeli–, Francisco ha reflexionado sobre el evangelio, que se sitúa “poco antes de la muerte de Jesús y habla de la tentación que se cierne sobre Él, exhausto en la cruz”. “Mientras vive el momento del dolor y del amor más extremo, muchos, sin piedad, lanzan unas palabras contra Él: ‘Sálvate a ti mismo'”, ha dicho el Papa, señalando esta como una “tentación crucial” que “nos amenaza a todos, también a nosotros, cristianos”.

“Es la tentación de pensar sólo en protegerse a sí mismo o al propio grupo, de tener en mente solamente los propios problemas e intereses, mientras todo lo demás no importa”, ha subrayado. “Es un instinto muy humano, pero malo, y es la última provocación al Dios crucificado”.

El “culto al yo”

Asimismo, Francisco ha advertido que quienes animaban a Jesús a “salvarse a sí mismo”, lejos de tener compasión por él lo que tenían eran “ganas de milagros, de verlo bajar de la cruz”. “Quizás también nosotros preferiríamos a veces un Dios espectacular más que compasivo, un Dios potente a los ojos del mundo, que se impone con la fuerza y desbarata a quien nos odia”, ha afirmado el Papa, señalando que “esto no es de Dios, es nuestro yo”. “Cuántas veces queremos un Dios a nuestra medida, más que llegar nosotros a la medida de Dios; un dios como nosotros, más que llegar a ser nosotros como Él”, ha apostillado, llegando así a preferir “un culto al yo” antes que la “adoración a Dios”.

“A los que pasaban, de hecho, Jesús les interesaba sólo para satisfacer sus antojos”, sin embargo, cuando ya estaba “reducido a un despojo en la cruz, ya no les interesaba más”, porque, aunque “estaba delante de sus ojos”, estaba “lejos de su corazón”. “La indiferencia los mantenía distantes del verdadero rostro de Dios”, ha afirmado.

También aparecen en este evangelio “los jefes de los sacerdotes y los escribas”, quienes “habían condenado a Jesús porque representaba un peligro”. “Todos somos especialistas en colgar en la cruz a los demás con tal de salvarnos a nosotros mismos”, ha apuntado Francisco. Pero ellos, además, decían que “Él, que se había entregado tanto por los demás, se está perdiendo a sí mismo”, una “acusación sarcástica y que se reviste de términos religiosos, usando dos veces el verbo salvar”. Sin embargo, Francisco ha subrayado que el “evangelio del sálvate a ti mismo no es el Evangelio de la salvación”, sino “el evangelio apócrifo más falso, que carga las cruces sobre los demás”, mientras que el evangelio verdadero, en cambio, “carga con las cruces de los otros”.

“Dios abraza a todos”

“Incluso los crucificados que estaban junto a Jesús se unen al clima de hostilidad contra Él”, ha señalado Francisco, afirmando que lo hacen porque “no les quita de la cruz, solo buscan a Jesús para resolver sus problemas”. Sin embargo, “Dios no viene tanto a liberarnos de los problemas, que siempre vuelven a presentarse, sino para salvarnos del verdadero problema, que es la falta de amor”, la cual es, para el papa Francisco, “la causa profunda de nuestros males personales, sociales, internacionales, ambientales”. “Pensar sólo en uno mismo es el padre de todos los males”, ha recalcado. “Pero uno de los ladrones observa a Jesús y ve en Él el amor humilde. Y obtiene el cielo haciendo una sola cosa: cambiando la atención de sí mismo a Jesús, de sí mismo a quien estaba a su lado”. 

Continuando con su homilía y en un clima de oración con otras confesiones, el Papa ha explicado que, “los brazos de Jesús, abiertos en la cruz, marcan un punto de inflexión, porque Dios no señala con el dedo a nadie, sino que abraza a todos”. Y esto es así “porque solo el amor apaga el odio, sólo el amor vence a la injusticia. Solo el amor es el camino para la plena comunión entre nosotros”. Así, ha animado a los presentes a pedir “a Dios crucificado la gracia de estar más unidos, de ser más fraternos”, porque “cuanto más unidos estemos al Señor Jesús, seremos más abiertos y ‘universales’, porque nos sentiremos responsables de los demás”.

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