Juan Eslava Galán: “El Antiguo Testamento era muy machista”

Historiador

El novelista e historiador desmonta con erudición y humor los mitos y leyendas del Antiguo Testamento en ‘La Biblia contada para escépticos’ (Booket). Al tiempo, nos habla del prodigioso libro revelado sin el que sería imposible entender la Historia de Occidente… y del mundo.



PREGUNTA.- La Biblia es el gran pilar de la civilización occidental, ¿imposible imaginar nuestra cultura sin ella?

RESPUESTA.- Absolutamente imposible. Nuestra cultura se basa en dos pilares: la grecolatina, que nos ha dado filosofía, arte, etc., y la Biblia, que nos aporta, ética, conocimiento y religión.

P.- Estudia la Biblia a la luz de la ciencia moderna, la crítica histórica, la arqueología y la confrontación de textos. ¿Qué tal soporta esa confrontación?

R.- Si lo consideramos un libro religioso inspirado por Dios, evidentemente se cae por su base. No soporta la crítica y lo sabe incluso la Iglesia. Pero si lo consideramos lo que es, una obra humana, que ha pasado por muchas manos y que no es un libro sino una biblioteca que se encuaderna en forma de volumen. Entonces, sí, mantiene todo su valor: un pilar de la civilización.

P.- ¿Y cuántos autores la escribieron?

R.- Podemos decir que la Biblia se comienza a escribir –como el Pentateuco– en el siglo VII a. C. y los últimos volúmenes del Antiguo Testamento llegan a partir del siglo I d.C. En esos seis siglos hay al menos 40 manos haciendo la Biblia.

P.- ¿Qué paralelismos hay entre la Biblia y el resto de los libros sagrados de otros credos?

R.- Hay similitudes casuales. El mundo antiguo no estaba globalizado. Estaba subdividido en culturas que no tenían conocimiento de las otras. Así, cuando van surgiendo los Vedas en la India, etc. no tienen conciencia para influirse. Pero partimos de ciertos puntales como la conciencia de un Dios inmanente que ha creado el mundo, o la angustia de no saber qué hay detrás de la muerte. Eso hace que nos inventemos paraísos y, así, la moral era natural: no fastidiar al prójimo, intentar hacer el bien. ¿Cómo no se van a parecer unos a otros?

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