Javier Vilanova, obispo auxiliar electo de Barcelona: “Quiero ser para todos”

Deja el Seminario Interdiocesano de Cataluña dos años después de su llegada. Javier Vilanova es el nuevo obispo auxiliar de Barcelona, el elegido para conformar el triplete de obispos jóvenes –junto a Toni Vadell y Sergi Gordo– que ayude al cardenal Juan José Omella a pilotar una archidiócesis tan grande como Barcelona. “Debemos avanzar todos como sociedad, trabajando la cordialidad siempre desde la paz y el diálogo”, indica a Vida Nueva al ser preguntado por las tensiones políticas y sociales dentro y fuera de Cataluña.



PREGUNTA.- Es el primer obispo nombrado por el nuevo nuncio en España. ¿Cómo lo recibe?

RESPUESTA.- Viene del Señor, por tanto es bueno. Estoy con ilusión de seguir trabajando en lo que me ha tocado. El cardenal me ha dicho que quiere que conozca bien toda la archidiócesis, todos los ámbitos de la pastoral, para el trabajo conjunto que haremos entre los cuatro prelados.

P.- ¿Por qué esta apuesta por usted?

R.- Yo intento ser trabajador, humilde, entregado y fiel al Señor como párroco, vicario o como rector del Seminario, en todas las tareas. Soy un sacerdote sencillo y quiero ser cada día más entregado porque somos pobres y pecadores.

P.- Como formador de seminaristas conoce los rasgos clave de un buen sacerdote. ¿Cuáles son los de un obispo?

R.- Siempre me viene lo que me dijo mi madre después de mi ordenación. Recuerdo que íbamos los dos solos en el coche y me dijo: “Hijo, que seas un buen sacerdote”. Tener un corazón para todo y muy entregado para la gente que Dios te encomiende. Si no somos hombres de Dios no podemos ser hombres para todos. Dios nos va configurando cuando le dejamos actuar y lleva todo hacia delante. Yo quiero hacer llegar al corazón de la gente el amor de Dios.

P.- En estos primeros siete años de pontificado, ¿qué se lleva como aprendizaje del pontificado del Papa que pueda servirle para ejercer ahora su episcopado?

R.- Sin duda, me quedo con su mensaje de llevar la misericordia al mundo. Intento ser siempre portador de misericordia. De hecho, en 2016 el Papa me nombró misionero de la misericordia y me ha impulsado a seguir acercándome a todos. Me siento plenamente identificado con el Papa y su pontificado está claro que viene de Dios.

P.- Omella es un hombre de comunión, ¿qué puede aprender de él?

R.- Es una bendición de Dios poder estar a su lado. Tiene un corazón de padre y es un gran pastor. Es un hombre profundamente de Dios. Su forma de abrirse y ser cercano a los demás me ayudará en mi ministerio episcopal.

P.- En un ambiente de crispación social y político en España, que también se hace patente en Cataluña, ¿cómo puede ayudar usted a ser cauce para una buena convivencia?

R.- Voy a servir y tendré un corazón para todos. Quiero ser para todos y trabajar para que cada persona pueda encontrar en mi un pastor que acompaña, escucha y atiende. Con la ayuda de Dios lo vamos a llevar hacia delante para poder avanzar todos como sociedad, trabajando la cordialidad siempre desde la paz y el diálogo. Esto nos ayudará y quiero colaborar en esta tarea.

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