Paul Gallagher: el diálogo como herramienta para acabar con las armas nucleares

El Organismo Internacional de Energía Atómica, vinculado a las instituciones internaciones de Naciones Unidas, ha comenzado este lunes, 21 de septiembre, en su sede de Viena (Austria), su 64ª Conferencia General. Una cita, con intervenciones presenciales y telemáticas en la que ha participado la Santa Sede. El arzobispo Paul Gallagher, secretario de las Relaciones con los Estados, ha sido en encargado de hacer oír la voz de Francisco al respecto.



Apuesta por la colaboración

Para Gallagher, “esta pandemia sin precedentes arroja nueva luz sobre la interdependencia entre las naciones y, en particular, sobre la necesidad de considerar la salud como un bien común primordial, que requiere solidaridad y una acción coordinada a nivel mundial”. Por ello, el representante ha alabado los proyectos de la organización que van en esa dirección ya que cuenta con un iniciativa llamada ZODIAC que trata de “ayudar a los laboratorios nacionales en la vigilancia, supervisión, detección temprana y control de enfermedades animales y zoonóticas”, entra las que se incluyen el coronavirus, el ébola, la gripe aviar o el zika.

“La actual pandemia de la Covid-19 ha puesto de manifiesto los problemas relacionados con la capacidad de detección de virus en muchos países, así como la necesidad de mejorar la comunicación entre las instituciones sanitarias de todo el mundo”, constató el prelado. Por ello alabó los proyectos colaborativos para desarrollar “nuevas tecnologías y metodologías para la detección temprana y la vigilancia”.

Un mundo sin armas nucleares

Recogiendo el mensaje del papa Francisco en la bendición Urbi et orbi especial, Gallagher recordó que “esta pandemia pone de relieve las verdaderas prioridades de nuestra familia humana, como la lucha contra la pobreza, la promoción de la paz, la realización de proyectos educativos, ecológicos y sanitarios, y el desarrollo de los derechos humanos fundamentales”. Por ello, ratificó, que “un mundo de paz, libre de armas nucleares, es la aspiración de millones de hombres y mujeres de todo el mundo”.

“Una paz internacional auténtica y duradera no puede basarse en un equilibrio del poder militar, sino en la confianza mutua”, reclamó el arzobispo apelando al diálogo. “Este diálogo debe tener lugar sin polarización ni recriminación, y en un espíritu de preocupación por nuestro hogar común”, aclaró. Gallagher apuntó que “la Santa Sede sigue preocupada por los preocupantes signos de erosión del multilateralismo y del orden basado en normas, especialmente en el control y la prohibición de las armas nucleares”. Por elle ha reclamado el Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares y la necesidad de dar pasos al respecto.

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