Donald Trump sabe que el voto cristiano -de protestantes a católicos pasando por los evangélicos- es clave para su reelección como presidente de Estados Unidos en los comicios que se celebrarán dentro de tres meses. De ahí que el multimillonario presbiteriano salpique tanto los actos como las alusiones confesionales con cuentagotas, tal y como hizo ayer.
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“Biden está en contra de Dios. Él está en contra de las armas. Está en contra de la energía, nuestro tipo de energía. No creo que le vaya a ir demasiado bien en Ohio”, expresó en Cleveland sobre el ex vicepresidente demócrata Joe Biden repasando en un solo párrafo algunas de las cuestiones que más preocupan a los ciudadanos para lanzarlas contra su rival. Unas declaraciones que lanza en un lugar que fue crucial para su victoria en el medio Oeste y que podría resultar igualmente determinante ahora.
“Nada de religión, ataca a la Biblia, ataca a Dios. Él está siguiendo la agenda de la izquierda radical, quieren quitarles a ustedes sus armas, destruye la segunda enmienda”, continuó Trump sobre su enemigo en las urnas.
Liderazgo cuestionado
A las pocas horas de este dardo envenenado de Trump, el más que probable candidato demócrata a la Casa Blanca, le respondía: “Que el presidente Trump ataque mi fe es vergonzoso. Está por debajo del cargo que ocupa y está por debajo de la dignidad que el pueblo estadounidense espera y merece de sus líderes“.
Lo cierto es que Biden es un católico declarado y en más de una ocasión ha compartido públicamente cómo su fe lo ayudó a sobrellevar la muerte de su primera esposa y su hija en un accidente de coche en 1972.
Consuelo ante la tragedia
En este sentido, también expresó que “como tantas personas, mi fe ha sido la base fundamental de mi vida: me ha brindado consuelo en momentos de pérdida y tragedia, me ha mantenido firme y humilde en tiempos de triunfo y alegría”.
A renglón seguido, mandó otro recado de vuelta al presidente republicano: “En este momento de oscuridad para nuestro país – de dolor, de división y de enfermedad para tantos estadounidenses – mi fe ha sido una luz guía para mí y un recordatorio constante de la dignidad fundamental y la humanidad que Dios nos ha otorgado a todos”.
