El cardenal Zen defiende el Concilio Vaticano II y arremete contra “conservadores y progresistas extremos”

El cardenal Joseph Zen y el Papa Francisco

Que el arzobispo emérito de Hong Kong, el cardenal Joseph Zen, desconfíe del gobierno comunista chino y todas sus medidas no significa que sea fácilmente asimilable a las etiquetas que se les aplican a los críticos con Francisco o su pontificado. Así lo demuestra en una entrevista el cardenal salesiano en la ha defendido el concilio Vaticano II frente “los conservadores y los progresistas extremos” que han empleado mal la asamblea conciliar para avanzar en agendas “subjetivas” y “estrechas” dentro de la Iglesia.



Frente a conservadores y progresistas extremos

“El Vaticano II sucedió hace 50 años, pero seguramente no pertenece al pasado, su luz todavía conduce a la Iglesia a través de la oscuridad de su camino hoy”, reivindica Zen ante el “peligro” de interpretaciones interesadas que no son “fieles a los documentos del concilio, sino más bien a una comprensión subjetiva del mismo”. Frente a quienes hablan de una “hermenéutica de ruptura” se distancia de cualquier bando.

“Los conservadores extremos dicen: la Iglesia después del Vaticano II ya no es la Iglesia Católica en la que recibí el bautismo. Pero fuiste bautizado en una Iglesia que cree en una Iglesia apostólica, dirigida por el Papa y los Obispos como auténticos maestros de la fe”, escribe Zen en un ensayo recogido en su blog. “Los progresistas extremos dicen: antes del Concilio no se permitía que nada cambiara, ahora con el Vaticano II se han hecho muchos cambios, así que, se debe permitir que muchas cosas cambien también en el futuro”. Sin embargo, “la Iglesia es un cuerpo vivo; ciertamente crece y cambia, pero, como dice el cardenal John Henry Newman, el desarrollo es ‘homogéneo’, es decir, con la identidad sustancial no alterada. Un niño crece hasta la madurez y sigue siendo la misma persona”, añade. “El Espíritu Santo de hoy no contradice al Espíritu Santo de ayer”, sentencia.

La voz del Espíritu 

Frente a los católicos críticos, defiende que “los concilios ecuménicos son hitos en el viaje de la Iglesia a través de los siglos”. Para él, “los errores post-conciliares no pertenecen al Concilio, así como las herejías no pertenecen a la Biblia”, según aseguró en una entrevista a CNA en la que toma distancia del exnuncio Carlo Maria Viganò.

Por ello, Zen invita a redescubrir los textos del concilio, los verdaderos frutos del Vaticano II. “A través de esos documentos se escucha la verdadera voz del Espíritu Santo”, ratifica. “Hay un dicho, no lejos de la verdad: un Concilio Ecuménico comienza con los esfuerzos humanos, luego viene el diablo para crear problemas, pero al final el Espíritu Santo lleva todo a un final feliz”, sentencia.

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