Así será la impartición de los sacramentos una vez superada la parte crítica de la emergencia por coronavirus en México

Pese a que México llegó este fin de semana a los 7,394 muertos por Covid-19 y tiene 14,247 casos activos, las autoridades eclesiásticas han comenzado a difundir algunas medidas para reanudar gradualmente las actividades religiosas, aunque han dejado en claro que éstas sólo deberán comenzar a aplicarse, una vez que se supera la fase crítica de la emergencia, y durarán hasta que se normalicen las actividades eclesiales.



La Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de la Comisión Episcopal de Liturgia, que preside el obispo Jonás Guerrero Corona, dio a conocer sus “Orientaciones Litúrgicas para reanudar el culto religioso en tiempo de pandemia”, con la finalidad de sugerir a los obispos diocesanos el modo en que paulatinamente se irán reanudando las celebraciones eucarísticas.

Aforo controlado

Antes de explicar cómo se celebrarán algunos sacramentos, el texto apunta que será importante prever que la asistencia de los fieles se mantenga en un aforo de no más de la tercera parte de la capacidad de las iglesia, de modo que puedan observarse las medidas sanitarias, particularmente la sana distancia y el uso mínimo de cubrebocas, así como caretas protectoras y guantes de nitrilo o vinil.

Y en cuanto a las celebraciones dominicales, sugiere a los obispos diocesanos que continúen con la dispensa del precepto dominical, hasta que la situación se normalice y sea posible la asistencia de todos los fieles a las celebraciones dominicales.

La impartición de sacramentos

El documento pide a los fieles atender las directrices pastorales de su obispo, quien a su vez deberá tomar en cuenta las determinaciones de las autoridades civiles y sanitarias. Posteriormente ofrece algunas líneas generales para celebración del Bautismo, la Eucaristía, la Penitencia, el Matrimonio y la Unción de Enfermos.

El bautismo

Para la celebración del primero de los sacramentos de iniciación cristiana, la Comisión Episcopal de Liturgia propone, por ejemplo, que el celebrante haga el signo de la cruz sobre el o los bautizandos, pero sin contacto físico, tal como se haría en el bautismo para un gran número de niños.

También sugiere que la unción con el óleo de los catecúmenos y la imposición de las manos sobre el bautizando sea sin contacto físico. Además, se deberá utilizar una jarra, en la cual se bendecirá el agua, y de esa misma se derramará el agua las tres veces sobre la cabeza del niño. Inmediatamente después de terminada la celebración el agua deberá ser vertida en la tierra, no en el drenaje.

Sugiere omitir la unción con el Crisma, pero si el obispo diocesano considera oportuno conservar esta parte del rito, deberá realizarse con guantes desechables; o bien, usando al menos usando gel antibacterial inmediatamente antes y después de la unción. Recomienda omitir el rito del Effetá.

La Eucaristía

Las orientaciones insisten en que la celebración de la misa con presencia de los fieles será sólo a juicio y determinación del obispo de cada diócesis, y en caso que así sea, sugiere continuar con la distribución de la comunión en la mano y la omisión del saludo de la paz. También propone que la colecta se realice después del rito de la comunión.

La penitencia

En cuanto al sacramento de la Reconciliación o de la penitencia, este deberá celebrarse en un lugar ventilado y fuera del confesionario, además de observarse una distancia adecuada entre confesor y penitente. Y al menos el confesor deberá utilizar cubrebocas y careta protectora.

El documento también se refiere a la absolución general. En este sentido, señala que cada obispo diocesano deberá girar las indicaciones pertinentes; sin embargo, sugiere que se dé esta absolución en los casos de grave necesidad y en relación con el nivel de contagio.

En caso de que surja la necesidad repentina de impartir la absolución sacramental a varios fieles juntos, el sacerdote estaría obligado a avisar, en la medida de lo posible, al obispo diocesano o, si no puede, a informarle cuanto antes.

Deja en claro que no es posible administrar el sacramento de la Penitencia, al igual que en los demás sacramentos, por medios digitales y/o electrónicos.

Y a aquellos fieles que se vean impedidos de acercarse a la Penitencia sacramental por alguna circunstancia, deberán informarles que pueden hacer un acto explícito de contrición, expresando su sincera petición de perdón ante Dios, con el firme propósito de recurrir en cuanto sea posible a la confesión sacramental, y obtener así el perdón de los pecados, incluso mortales.

La unción de los enfermos

La Comisión Episcopal de Liturgia recomienda que el rito de la imposición de las manos se haga sin contacto con la persona enferma, pero esta medida queda a juicio del obispo diocesano.

En cuanto a la unción, dice: “Podrá y bastará solamente ungir la frente del enfermo, o alguna otra parte del cuerpo que se considere conveniente con un hisopo con punta de algodón o una bola de algodón, mientras se dice toda la forma sacramental”.

Se deberán utilizar guantes desechables de vinil o nitrilo; o bien, al menos, usando gel antibacterial inmediatamente antes y después de la unción.

El matrimonio

Sobre la celebración de este sacramento solo sugiere dos cosas: omitir que los novios se tomen de las manos, así como el intercambio de anillos y arras, y la imposición del lazo.

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