El Papa, conmovido por “los hombres y mujeres que mueren sin despedirse de sus familias” por el coronavirus

“En estos días, escuchamos las noticias de tantos difuntos, hombres y mujeres que mueren solos sin poder despedirse de sus queridos. Pensemos en ellos, recemos por ellos y por sus familias que no pueden acompañarles”.



Con esta plegaria, el Papa comenzó esta mañana la eucaristía dominical en la capilla que ofreció una vez más por las víctimas de la pandemia del coronavirus que ahora se ceba con Europa.

Lo mejor y lo peor

Durante su homilía, Francisco recordó cómo el Evangelio del domingo explica que “Jesús sana a un ciego y desencadena el escándalo a su paso: sale lo mejor y lo peor de las personas”. Inmediatamente el Papa echó mano de san Agustín: “Timeo Iesum transeuntem” (Serm., 88, 14, 13), “Tengo miedo de que el Señor pase”.

¿El motivo? Explicar que el paso de Jesús por la vida de cada uno “saca hacia afuera los verdaderos sentimiento y comportamientos del corazón”. “Por eso Agustín tenía temor de dejarlo pasar sin ser consciente de ello”, apreció Francisco que llamó a los católicos a estar atentos a la presencia cotidiana de Cristo y evitar “que no me dé cuenta, no lo reconozca y no me convierta”.

El capítulo 9 de Juan

Los doctores de la ley sabían todas las leyes y estaban aferrados a ellas. Pero no entendían cuando pasaba Dios, porque estaban apegados a sus costumbres y desde esa rigidez no les importaba hacer injusticias porque estaban justificadas”, advirtió.

Leed una, dos, tres veces… Las veces que quieran el capítulo 9 del Evangelio de Juan”, recomendó Francisco para ahondar en esta idea.

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