Gloria Liliana Franco: “Hay que salir, no para colonizar, sino para beber en la Amazonía”

Gloria Liliana Franco, presidenta de la CLAR

Pocas mujeres como la presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR), Gloria Liliana Franco Echeverri, han vivido con tanta intensidad la experiencia de ‘caminar juntos’ antes, durante y después de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica.



La religiosa colombiana, de la Compañía de María, recibió el anuncio de la presentación de la exhortación apostólica ‘Querida Amazonía’ en San Salvador, cuando concluía la 47ª Junta Directiva de la CLAR, que en sus consideraciones finales manifestaba abiertamente su preocupación por la Casa común y por el destino de los pobres.

PREGUNTA.- ¿Cómo reciben los religiosos de América Latina ‘Querida Amazonía’?

RESPUESTA.- La vida religiosa recibe la exhortación postsinodal consciente de la dialéctica que hay entre este texto y el Documento final de la Asamblea celebrada en octubre en Roma. Y urgida por el compromiso de seguir abriendo caminos de novedad y profetismo en nuestra Iglesia.

P.- Teniendo en cuenta su experiencia y presencia como vida consagrada en el Sínodo, ¿bajo qué lente habría que leer ‘Querida Amazonía’?

R.- Durante todo el Sínodo resonó con fuerza la invitación a que la Iglesia asumiera su misión de “aliada” de los pueblos indígenas en el cuidado de la vida, de la Tierra y de las culturas. ‘Querida Amazonía’ es un sí amoroso a esa invitación. Es la actualización afectiva y efectiva de la opción por Jesús en medio de los pueblos de la Amazonía.

No se trata solo de un listado de acciones, de modos operativos de proceder; es, sobre todo, una ubicación del corazón: en defensa de la vida y la dignidad humana, de la Tierra, de las culturas.

Vida religiosa con identidad amazónica

P.- ¿Qué aportan el Sínodo y esta exhortación a la ecología integral, al cuidado de la Casa común?

R.- Crean conciencia sobre la importancia de la Amazonía para toda la humanidad, desde la convicción de que todo está interrelacionado. Nos sitúa en la escucha, que es el único lugar desde el que es posible la conversión y una nueva manera de vivir, de relacionarnos. Nos hace conscientes de que la realidad es pluriétnica y multicultural.

Nos impulsa a la conversión ecológica, con la certeza de que ecología y justicia social están unidas. Nos propone una visión integradora de la realidad. Nos lanza a vivir con la conciencia de que urge velar por la defensa de la Amazonía y a trabajar por modelos de desarrollo justos y solidarios, no excluyentes ni depredadores.

P.- ¿Cuáles son los nuevos caminos que surgen para la vida religiosa en la Amazonía?

R.- Todos somos guardianes de la Creación, es decir, en lo especifico de la misión de la vida religiosa está situarnos del lado de la vida, del cuidado. Y situarnos en calidad de lo que los pueblos indígenas nos piden: ser “aliados”. No podemos callar, la Iglesia es misionera. Nos anima a la itinerancia y a la creación de equipos misioneros.

El imperativo es salir. Nos urge a seguir apostando por una vida religiosa con identidad amazónica. Debemos cuidar que nuestros procesos formativos incorporen la sensibilización socioambiental y se desarrollen con enfoque intercultural.

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