Luis Argüello: “La dictadura venezolana es anárquica”

  • El secretario general de la Conferencia Episcopal Española ha visitado el país sudamericano y ha denunciado la “quiebra del Estado”
  • En pleno ataque de Maduro a los obispos venezolanos, el portavoz del Episcopado español respalda su papel en la crisis del país

Cuando casi se cumple un año del ascenso de Juna Guaidó, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, ha visitado el país venezolano y comprobado la realidad que se vive en la frontera con Brasil. Durante dos semana, según ha relatado a Cope, ha visto una sociedad marcada por el “deterioro”, produciéndose a una “emergencia humanitaria de primer orden”.



Para Argüello se dan situaciones de hambre, de “quiebra de un estado, de una sociedad organizada” y situaciones de “lucha por la supervivencia”. Ha denunciado que no funciona el sistema educativo, con muchachos de todas las edades por las calles. Ha recordado que ya se ha perdido el curso pasado y el actual con lo que “puede perderse la formación de toda una generación”.

Un estado en quiebra

Frente a esto ha reivindicado la ayuda de fuera porque que la escuela o la sanidad no funciona, no hay recambio de las bombonas y se vuelve a cocinar con leña. “Las mujeres están volviendo a dar a luz en sus casas”, denuncióTambién ha condenado el escaso funcionamiento de las instituciones básicas, “la dictadura venezolana en este sentido es anárquica”, ha señalado denunciado la “quiebra total de un estado”. “Ante los robos o la violencia no se sabe ante quienes acudir”, ya que la policía o el sistema judicial tampoco están funcionando. En este sentido ha invitado a valorar lo que significa tener una constitución o unas fuerzas de orden.

La situación no ha desanimado al obispo auxiliar de Valladolid que ha percibido muchos signos de esperanza en las iniciativas de muchas asociaciones y en el desarrollo de las ayudas que llegan desde fuera. Para ello, ha invitado a informarse más allá de la situación institucional que se vive en el país. Aunque, advierte, “la reconstrucción del país va a costar, pero la lucha que muchas personas están haciendo por la supervivencia” puede ser un impulso de partida.

Junto a la ayuda inmediata a través de las instituciones, ha invitado a “ejercer una presión moral, social y política urgida por el drama humanitario” como es “la pérdida de generaciones de jóvenes o el éxodo de tantas personas”.

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