Los ‘postmillenials’ marcan el relevo del laicado en España

millennials

Los que serán los laicos de la Iglesia del mañana son, hoy en día, ninis, personas hiperconectadas y postmillenials que tratan de hacerse hueco en las configuraciones que adopta el mundo actual. Las tendencias apuntan a que el futuro de la institución eclesial en los llamados países de tradición cristiana pasa por un reajuste de los números –hacia abajo– y puede que de la calidad –hacia arriba– si se juegan bien las cartas. Para ello, hay que dejar que las tradiciones y formas de hacer dejen a los jóvenes de hoy que, como adultos, sean parte determinante de la partida.



Alejandra Polo trabaja en un centro de Cáritas en Salamanca para personas con problemas de salud mental en riesgo de exclusión, y forma parte del movimiento Fe y Luz, que agrupa “a personas con capacidades diversas”. A ella le “encantaría que los laicos tuvieran un espacio más grande en la Iglesia, la sintieran como suya de verdad, sin pensar que es algo ajeno”, en el que se viera “al sacerdote como uno más y no como alguien a quien rendir cuentas”. Algo en lo que se “están dando pequeños pasos, pero con pies de plomo”.

En la misma línea, Sergio Andrés, profesor de Primaria y animador de jóvenes universitarios, sueña “con un laicado implicado, en el que los jóvenes tomen protagonismo acercando a la Iglesia a los tiempos que corren”. Desde su trayectoria, “campamentos, grupos de fe, experiencias de oración, acompañamiento o actividades de servicio son algunas de las claves para crear un laicado que sienta la Iglesia como suya y no como algo de los curas”.

Sin miedo

“Ilusionado, esperanzado y alegre; valiente y dispuesto a entregarse a la Iglesia”. Así ve Ana María Calzada, catequista de la parroquia rural de Guijuelo, el laicado comprometido que está llamado a construir la Iglesia del mañana desde ya. “Un laicado comprometido, dispuesto siempre a anunciar el Evangelio de palabra y obra”, añade, a la vez que piensa que “debemos ser conscientes de la corresponsabilidad que tenemos los laicos. No tener miedo a ir tomando iniciativas y tener siempre presente que todos vamos en la misma dirección” frente al personalismo de quien camina solo.

La experiencia le ha enseñado a Ana Pardo, responsable de pastoral en Formación Profesional Básica en el Colegio Salesiano San José (Salamanca) y animadora de un grupo de fe de universitarios, que los laicos son “indispensables para atender el primer anuncio, ya que su figura es una intermediación más cercana en una sociedad en la que la vivencia religiosa no es algo que se pueda presuponer, y los más jóvenes no han tenido referencias que encarnen esa forma de ser”. Los laicos, añade, “pueden aportar un testimonio de vida cercano frente a las figuras religiosas tradicionales, que pueden resultar un hándicap para los más jóvenes que tengan inquietudes de vivir la fe con mayor profundidad”.

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