El año 2020 exige de los colombianos una conversión personal, social y ecológica

  • “Año de la fraternidad”, bajo ese nombre Luis José Rueda, arzobispo de Popayán, ha enviado su saludo de año nuevo a la feligresía de esta zona afectada por el conflicto
  • “La fraternidad es el camino de reconciliación”, la cual se logra a través del “diálogo familiar, social y espiritual”, ha dicho

“2020, año de la fraternidad”, bajo ese nombre Luis José Rueda, arzobispo de Popayán, ha enviado su saludo de año nuevo invitando a toda la feligresía de esta jurisdicción eclesial, una de las más afectadas por la violencia en Colombia durante 2019 donde líderes indígenas fueron masacrados, a inspirarse en las palabras del profeta Isaías, que ante las tinieblas el pueblo verá una gran luz, precisamente porque “estamos convencidos de que esa gran luz nos guiará por caminos de paz y fraternidad”.



En este sentido, el prelado ha señalado que “la iglesia, pueblo de Dios, en camino presente en campos y ciudades, en comunión plena con el Papa Francisco, avanza en el anuncio gozoso de la buena nueva custodiando la luz de la fe, renovando la esperanza con su permanente misión, construyendo la civilización del amor, celebrando en los sacramentos la fraternidad salvadora del padre, del hijo y el espíritu santo”.

Al estilo de las primeras comunidades

En este año 2020, son muchas las iniciativas programadas desde esta jurisdicción, por ello Rueda ha anunciado que “con la opción de la nueva evangelización, nos proponemos seguir la convocatoria a los fieles laicos para que vivan su fe en pequeñas comunidades, al estilo de las primeras comunidades de seguidores de Jesús”.

“En esta experiencia de fe comunitaria, se logra cultivar la fraternidad humana, se rompe con el egoísmo y la desconfianza, se recibe la riqueza del otro, se aprende el camino de la solidaridad, se comparten los bienes espirituales y materiales”, ha acotado.

Reconciliación y diálogo

Sin duda alguna para el arzobispo “la fraternidad es el camino de reconciliación”, la cual se logra a través del diálogo familiar, social y espiritual, que debe cultivarse en las familias, lugares de trabajo, escuelas, comunidades y en todos los ambientes.

Además “la fraternidad es ante todo ver y sentir al otro como hermano, como un don de Dios. De esta manera la fraternidad nos lleva a la unidad y el perdón para superar los resentimientos. La fraternidad nos ayuda a ser acogedores, nos motiva a proteger al que piensa distinto, para superar los odios y consolidar la paz”.

Conversión personal, social y ecológica

Por otra parte, Rueda ha dicho que este 2020 exige “de la feligresía de Popayán la conversión, una conversión personal, social y ecológica”. De allí que “el año de la fraternidad es una oportunidad para sanar heridas, para crecer en la confianza mutua, para celebrar la unidad empezando por cada casa”.

En un llamado a los educadores y periodistas,  los ha invitado a promover en las aulas de clase y en los medios de comunicación, la cultura del encuentro para que “seamos un pueblo de hermanos” como también a la ciudadanía en general a cambiar los hábitos depredadores para el cuidado de la casa común.

 

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