Conferencia de Religiosos y Comisión de la Verdad fijan posición sobre el paro cívico en Colombia

  • La vida consagrada de Colombia ha llamado a la sociedad a reflexionar, orar y actuar en este momento trascendental
  • En cuanto a la Comisión de la Verdad, presidida por el sacerdote Francisco de Roux, “Colombia tiene una gran oportunidad de reflexionar sobre sus grandes problemas estructurales

Este 21 de noviembre movimientos sindicales, campesinos, obreros, estudiantiles, docentes e indígenas han convocado a un gran paro nacional y marchas ante su rechazo a las políticas económicas y sociales adoptadas por el presidente de la República, Iván Duque, por ello la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC) y la Comisión de la Verdad han expresado, en sendos comunicados, su cercanía y solidaridad a los ciudadanos para que esta jornada se desarrolle en un clima de respeto, paz y tolerancia.

Desde la junta directiva de la CRC, en voz de su presidente, César Augusto Rojas, han invitado a “dejar a un lado los partidismos radicales, la injusticia, la violación de los derechos humanos, la corrupción, los intereses individuales y todo aquello que crea división, confusión, violencia y odio”, porque  la paz estable y duradera parte del hecho de “ser hermanos, hijos de una misma patria” como regalo de Dios encarnado en Jesús.

Apuntar al crecimiento

La vida consagrada de Colombia ha llamado a los religiosos, religiosas y sociedad a reflexionar, orar y actuar en este momento trascendental, por lo cual “necesitamos acoger la paz” para “poder entregar a todo el país un espacio de serenidad, reconciliación y perdón”, que permitirán el desarrollo y progreso integral de la nación.

“Invitamos a todos los ciudadanos a buscar y fomentar la cultura del encuentro, como nos recuerda el papa Francisco, el diálogo pacífico, la búsqueda de soluciones comunes, que apunten a descubrir caminos de crecimiento nacional”, apuntaron.

Rechazamos el vandalismo

Asimismo reconocen que “las razones, búsquedas y clamores de todos son una forma de reclamar y exigir lo justo al Estado”, por tanto “es un derecho de todos los sectores sociales” sin que esa protesta vaya en menoscabo de los entornos y lugares públicos.

“Por tal motivo, rechazamos las expresiones de vandalismo, destrucción, alteración, violencia y muerte que, desde su inconformismo, algunos fomentan durante las marchas y manifestaciones”, han señalado.

Una movilización plural

En cuanto a la Comisión de la Verdad, presidida por el sacerdote Francisco de Roux, “Colombia tiene una gran oportunidad de reflexionar sobre sus grandes problemas estructurales y sobre la tarea pendiente de construir la paz”, por ello ha invitado su apoyo rotundo a la movilización que considera plural y  ha sido “convocada de manera legal y pacífica por los movimientos sociales del país”.

Son muchas las razones –esgrime el presbítero– que han llevado “a miles de hombres y mujeres, de diversas clases sociales y procedencias, de todas las etnias, tanto de origen urbano como rural, jóvenes y mayores” a expresar su rechazo contra la desigualdad, la corrupción, el narcotráfico y la violencia.

Libre expresión de la ciudadanía

“Es hora de escucharnos”, ha dicho de Roux para que “el gobierno y las instituciones del Estado comprendan el mensaje de los ciudadanos que exigen la implementación del acuerdo de paz, el cumplimiento de los innumerables acuerdos suscritos con las organizaciones sociales, para que no haya más niños reclutados ni caídos bajo las bombas, ni más indígenas y líderes asesinados”.

“La Comisión de la Verdad, como parte de las instituciones creadas para promover la transición pacífica de Colombia, acoge y celebra la libre expresión de la ciudadanía, convencida de que esta fortalece la democracia y no representa ningún riesgo para las instituciones que escuchan”, ha indicado.

No criminalizar la protesta

A su vez el presbítero ha recordado a las autoridades que “el Estado debe garantizar la protesta pacífica, sin señalamientos ni pánico. En consecuencia, no debe hacer eco de los rumores no confirmados sobre injerencias externas en las marchas, y menos aún permitir que grupos de civiles tomen por mano propia lo que reivindican como su derecho a la autodefensa”.

“En la larga historia de conflicto que ha vivido Colombia, tanto la estigmatización, como la invocación de la autodefensa, han dejado sangre, dolor, lágrimas, y muchas heridas en la legitimidad de las propias instituciones”, recalcó.

Foto: Diario La Verdad

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