El arzobispado de Sevilla quiere poner coto a la música “profana” y los discursos “improcedentes” en las bodas

  • El vicario general de la diócesis ha advertido de “algunos actos inapropiados en la celebración litúrgica del matrimonio”
  • Ha señalado que las intervenciones de los familiares están “llenas de tópicos improcedentes, convirtiendo la celebración en un espectáculo de escaso gusto”

boda

Ni discursos de los familiares e invitados, ni “música profana”, ni ningún otro tipo de “sorpresa”. Estos son los requisitos que ha puesto el vicario general de la Archidiócesis de Sevilla, Teodoro León, en una circular dirigida a todos los sacerdotes “con motivo de algunos actos inapropiados en la celebración litúrgica del matrimonio” que, según afirma, se han detectado en la diócesis.

Antes de enviar la circular el asunto ha sido debatido en el Consejo Episcopal como consecuencia del “malestar que han hecho llegar muchos sacerdotes y fieles”, tal como señala el propio arzobispado. En el escrito se menciona la preocupación del papa Francisco por “iluminar a los novios para vivir con mucha hondura la celebración litúrgica” y, por ello, expone algunas consideraciones que “los sacerdotes deberán explicar a los novios sobre esta celebración”.

La circular comienza afirmando que algunas celebraciones del matrimonio cristiano están “muy alejadas de la celebración litúrgica que propone la Iglesia Católica”. Como principal foco de conflicto, León señala que “es frecuente que los contrayentes encomienden la celebración de su matrimonio a empresas que les prometen crear una boda de ensueño, adornando el templo de forma inapropiada”.

“Un espectáculo de escaso gusto”

De la misma manera, las parejas suelen elegir “una música profana para acompañar la celebración, ausente del carácter religioso, y el celebrante improvisa textos muy alejados del Ritual del Matrimonio o del Misal Romano”. Asimismo, advierte que es habitual que “durante la celebración litúrgica, o después, uno de los contrayentes sorprenda al otro, y a los propios invitados, con una canción profana”.

Además, León critica el hecho de que los familiares y amigos de la pareja intervengan en la ceremonia, subiendo al ambón a recitar “poesías o discursos llenos de tópicos improcedentes, multiplicándose los aplausos y convirtiendo la celebración sacramental en un espectáculo de escaso gusto”.

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