Santiago Olivera: “En la entrega de la Virgen de las Malvinas hubo más gestos que palabras”

  • La imagen que acompañó a los soldados en la guerra comienza a peregrinar por Argentina
  • El obispo castrense explica a Vida Nueva que la patrona argentina provoca “un sentimiento de unión de corazón, emoción y gratitud”

Militares argentinos que participan en una ceremonia en la cual recibieron la imagen de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, que quedó en manos del Reino Unido después la Guerra de las Malvinas, en Buenos Aires. Una imagen de la Virgen de Luján regresó este lunes al país suramericano 37 años después del conflicto bélico tras ser bendecida por el papa Francisco en El Vaticano. EFE/ DANIEL DABOVE /TELAM/ SOLO USO EDITORIAL / NO VENTAS

Por iniciativa de un grupo de laicos ‘La Fe del Centurión’, la imagen de la Virgen de Luján que acompañó a los soldados en la guerra de las Islas Malvinas, regresó para peregrinar por todo el país. Dialogamos con el obispo castrense argentino, Santiago Olivera, que nos dio pormenores de todo este proceso de retorno al país de la Virgen de Luján, patrona de la Argentina.

PREGUNTA.- ¿Cómo se inició este proceso de retorno a la Argentina de la Virgen de Luján que estuvo en Malvinas?

RESPUESTA.- Un grupo de fieles laicos dialogó con el Presidente de la CEA, Oscar Ojea, y le manifestó este deseo de que la Virgen de Luján, que estuvo en las Malvinas desde abril de 1982, y que luego de la guerra fue llevada a Inglaterra, pudiera regresar a la Argentina. Mons. Oscar me pidió a mí, como obispo castrense, que me ponga en contacto con el obispo castrense inglés y comience las tratativas. La gracia de Dios hizo que nos pudiéramos contactar y vernos personalmente con Paul Mason, en marzo de este año en Roma, y coordinar el regreso de la Virgen. Siempre manifestó su disponibilidad, su aceptación. Quiso hacer una consultas con otros obispos, con el mismo gobierno. Y me manifestaba el deseo de que el Papa Francisco estuviera en esa entrega. Yo le había prometido también, llevarle como recuerdo y gratitud, una réplica de la imagen de la Virgen de Luján.

P.- ¿Qué puede contarnos sobre lo que ocurrió el miércoles en la Plaza de San Pedro?

R.- En la plaza de San Pedro fue todo emoción. Nos hemos encontrado las delegaciones argentina e inglesa en la sede de la embajada argentina en la Santa Sede. Y ahí fuimos caminando juntos con las dos imágenes de la Virgen hacia el lugar reservado para que el Santo Padre, al final de la audiencia, pueda saludarnos. Más que palabras podría decir que hubo gestos. Un sentimiento de unión de corazón, emoción, gratitud. Muchos de nuestros fieles, excombatientes, familiares de caídos, capellanes, estaban emocionados con este encuentro, tanto con nuestros hermanos ingleses como con el Papa.

Como habíamos llevado una placa con la leyenda: soldado conocido solo por Dios, el Papa puso la mano en signo de larga oración y recogimiento. Fue un momento conmovedor, hasta taparse la cara por las lágrimas frente a este dolor. Abrazó a los excombatientes, tomó unos mates. Fue un momento de mucha alegría. Pudo decirle al obispo inglés que la imagen que nosotros le regalamos era más linda porque en realidad era una imagen vestida. La que nos entregaban ellos, es una imagen preciosa, de porcelana la que se llevó a Malvinas. Fue un momento muy significativo de hondura, aprendiendo a leer los gestos. Las palabras no sobraban. Eran actitudes del corazón, silencios, abrazos, emociones y lágrimas.

P.- ¿Cuáles fue la reacción de los peregrinos ante este encuentro con la Virgen, que tanto tiene que ver con los sentimientos de los argentinos?

R.- Es llamativa la devoción a la Virgen de nuestro pueblo argentino, el cariño. Esta imagen fue contemplada por tantos soldados nuestros en Malvinas, que han pedido estar bajo su manto, su amparo, y tantos que han perdido allí la vida, la han entregado en nuestra tierra malvinense. Hubo mucha emoción y se vio el cariño de los excombatientes que trataban a María como Madre. El sentimiento de que Ella es parte de nuestra patria, donde se hace rostro, donde se hace argentina, donde se hace criolla, donde se hace una de las nuestras.

P.- Hay mucha gente que quiere encontrarse con María, “Peregrina y mensajera de la Paz”. ¿Cuál es la idea sobre el itinerario que empieza a recorrer la Virgen?

R.- Comienza la Virgen a recorrer nuestra patria por el Gran Buenos Aires, en hospitales, lugares del dolor, por cárceles, comunidades, escuadrones, institutos educativos de las Fuerzas, por parroquias militares. Continuará en Luján, visitando escuelas, el retiro de la Fe del Centurión, el grupo de laicos que hizo posible que esta iniciativa. El domingo 10 estará en la Basílica. Luego viajará a la provincia de Neuquén, después en Alto Valle, en Bariloche, en Esquel, en el Bolsón, en Chubut. Comienza su derrotero y muchos están pidiendo su presencia. Desde el obispado castrense vamos coordinando. Esta Virgen lujanense, malvinense, misionera, recorrerá nuestra Patria en comunión con el Año Mariano Nacional. Estará allí en Catamarca, cuando se celebre el Congreso Mariano, en abril del año próximo.

Esta imagen, que será custodiada en nuestra Catedral Castrense, estará poco tiempo allí. Tratará de visitar todos los lugares de nuestra tierra argentina. Muchos la están solicitando porque quieren reencontrarse con ella, tan significativa en lo espiritual e histórico.

P.- Como responsable de esta gestión para el retorno de esta imagen tan cercana, ¿qué sentimientos tiene Ud. hoy?

R.- Para mí, es un motivo de gratitud. Es la satisfacción del deber cumplido, de haber llegado a buen puerto. De agradecimiento a Dios porque me ha elegido como instrumento y me ha dado esta gracia de ser parte, de este momento -sin lugar a dudas- histórico, espiritual, tan importante para la Patria. María, desde el inicio, cuando el padre Alfred, capellán inglés, pidió llevarla a Gran Bretaña para seguir rezando por los caídos argentinos y británicos, fue Madre de todos. María llega a nuestra patria a recordarnos que es Madre de todos. Y como decíamos allí en Roma, y lo fuimos meditando y compartiendo juntos en el grupo. Nos sonaba mucho el corazón, como en Caná, cuando en aquella boda María nos invitaba a escuchar y hacer los que Jesús nos dice.

Noticias relacionadas
Compartir