Los lefebvrianos celebrarán misas “reparadoras” tras la “feria idolátrica y panteísta” del Sínodo para la Amazonía

  • El superior general anima a los fieles a ayunar el 9 de noviembre, y a los niños a “hacer sacrificios”
  • “El documento final de esta tumultuosa asamblea ataca la santidad del sacerdocio católico”

Los lefebvrianos han reaccionado al Sínodo para la Amazonía, el “escenario de espectáculos execrablesdonde la abominación de los ritos idolátricos entró en el santuario de Dios de una manera inédita e impensable”. Al menos así lo ha definido el superior general de la congregación, Davide Pagliarani, en un comunicado en el que exhorta a “todos los miembros de la Fraternidad y a los terciarios” a una jornada de “oración y penitencia reparadora” que se celebrará el próximo 9 de noviembre.

“No podemos permanecer indiferentes ante tales ataques a la santidad de la Iglesia”, continúa Pagliarani. Por ello, han tomado la iniciativa de observar el “ayuno en todas nuestras casas” ese día. “Invitamos a todos los fieles a obrar de igual modo y animamos a los niños a ofrecer oraciones y sacrificios”, ha apostillado.

“El domingo 10 de noviembre de 2019”, continúa el  lefebvrianos, “cada sacerdote de la Fraternidad celebrará una Misa reparadora, y en cada capilla se cantarán o recitarán las Letanías de los Santos, tomadas de la liturgia de las Rogaciones”. Todo ello, para “pedir a Dios que proteja a su Iglesia y la preserve de los castigos” que, según él, “no puede dejar de tener” por los actos llevados a cabo durante el Sínodo. “Instamos a todos los amigos sacerdotes, así como a todos los católicos que aman a la Iglesia, a hacer lo mismo”, recalca.

Contra el Sínodo y el Concilio

La congregación fundada por Marcel Lefebvre deja clara, así, su postura ante el Sínodo convocado en Roma del 6 al 27 de octubre. “El documento final de esta tumultuosa asamblea ataca la santidad del sacerdocio católico”, dice Pagliarani, ya que “impulsa la abolición del celibato eclesiástico y el diaconado femenino”. Todo ello, para el sacerdote, una muestra de cómo “las semillas de apostasía”, que surgieron y eran “activas en el Concilio”, continúan “dando todos sus frutos con renovada eficacia”.

“En nombre de la inculturación, los elementos paganos están cada vez más integrados en el culto divino, y podemos ver, una vez más, cómo la liturgia del Concilio Vaticano II se adapta perfectamente a ello”, explica. Algo que parece hacer peligrar el “honor de la Iglesia romana fundada por Nuestro Señor Jesucristo, que no es una feria idolátrica y panteísta”.

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