La Iglesia alemana sigue adelante con el sínodo, al margen de las indicaciones de Ouellet desde el Vaticano

  • El presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, el cardenal Reinhard Marx, defenderá el Roma el proceso de sinodalidad puesto en marcha por los germanos
  • La Santa Sede mantiene que los asuntos de doctrina que afectan a la universalidad de la Iglesia no son competencia de las diócesis locales

La última propuesta de debate pastoral de la Conferencia Episcopal Alemana se ha convertido en un tira y afloja con el Vaticano. Los obispos han planteado un foro en clave de “camino sinodal” en el que, a la vista del descenso de número de creyentes en Alemania y tras crisis como la generada por los abusos sexuales, esperan debatir cuestiones como el papel de la mujer en la Iglesia, el poder de la Iglesia, el celibato o la integración de los homosexuales.

La cita se inició el pasado fin de semana con el comité organizar de este ‘sínodo alemán’ y que integra a 140 organizaciones y distintas personalidades del mundo de la política y del académico. El siguiente paso es la aprobación, por parte de los diversos organismos de la Conferencia Episcopal, entre el 20 y el 23 de septiembre, y en noviembre por el Comité Central de Católicos Alemanes –asociación laical implicada en el proyecto–. La cita final está prevista para la primavera de 2020. Una veintena de obispos piensan seguir adelante, sí o sí.

Advertencias desde el Vaticano

El presidente de los obispos alemanes, Reinhard Marx, uno de los miembros del consejo de cardenales para la reforma de la Iglesia, informará en Roma de esta propuesta del episcopado. Y es que para muchos sobrevuelan las palabras del propio papa Francisco que el 29 de junio escribió a los católicos alemanes defendiendo que “las Iglesias particulares … si se encuentran separadas del entero cuerpo eclesial, se debilitan, marchitan y mueren” aunque se intente dar respuesta bienintencionada a la “erosión de la fe”. Este texto inicialmente se interpretó como un espaldarazo a la sinodalidad emprendida por las iglesias locales y ahora parece un jarro de agua fría ante las amenazas que llegan desde los sagrados palacios.

El propio Marx recibió una carta, el pasado 4 de septiembre, del prefecto para la Congregación de los Obispos, Marc Ouellet, en la que hace una valoración de la propuesta de esta asamblea sinodal y los inconvenientes canónicos de la misma y el hecho de que se traten cuestiones doctrinales o morales que afectan a toda la Iglesia universal atentando, por tanto, contra la unidad de la fe. El pulso continúa.

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