El Papa, en la audiencia general: “La semilla del amor apaga la violencia y genera fraternidad”

  • Francisco repasa los hitos del viaje concluido ayer a Mozambique, Madagascar y Mauricio
  • Su objetivo ha sido llevar a estas poblaciones el Evangelio, la “más fuerte levadura de paz”

El papa Francisco en la audiencia general del 14 de noviembre de 2018

En la audiencia general que celebró este miércoles en la plaza de San Pedro del Vaticano, el papa Francisco recordó el viaje que concluyó ayer a tres países africanos, Mozambique, Madagascar y Mauricio. Agradeció a las autoridades civiles y eclesiásticas su acogida y aseguró que, con su visita, trató de llevar a las poblaciones de estas naciones el Evangelio, que consideró la “más fuerte levadura de fraternidad, de libertad, de justicia y de paz”.

La primera etapa de su segunda gira por el África subsahariana, después de la que realizó en 2015 por Kenia, Uganda y República Centroafricana, fue en tierras mozambiqueñas, en las que trató de difundir la “semilla de esperanza, paz y reconciliación” después de las dificultades afrontadas por este país debido a la guerra civil. En los últimos meses, además, ha sufrido dos ciclones “que han causado daños muy graves”.

Respeto por el medio ambiente

La Iglesia católica “sigue acompañando el proceso de paz”, dijo el Pontífice, destacando, a continuación, la contribución al desarrollo que ofrecen iniciativas como el hospital de Zimpeto, situado a las afueras de la capital, Maputo, e impulsado por la Comunidad de Sant’Egidio. La visita a Mozambique culminó con la misa celebrada en un estadio, donde resonó el mensaje evangélico de que “la semilla de la verdadera revolución, la del amor, apaga la violencia y genera fraternidad”.

La segunda etapa del viaje fue Madagascar, “un país rico de belleza y recursos naturales, pero marcado por la pobreza”. Jorge Mario Bergoglio auspició que los malgaches “puedan superar las adversidades y construir un futuro de desarrollo conjugando el respeto por el medio ambiente y la justicia social”.

Trabajo y dignidad

Destacó de su estancia en Madagascar su visita a la Ciudad de la Amistad de Akamasoa, fundada por el misionero argentino Pedro Opeka, y donde “se intenta unir trabajo, dignidad, cuidado de los más pobres y educación para los niños”.

Francisco explicó finalmente que viajó a Mauricio, una “conocida meta turística” en la que solo pasó unas ocho horas, por tratarse de un “lugar de integración entre diversas etnias y culturas”. En su discurso a las autoridades del país, las animó a que se esfuercen por “armonizar las diferencias en un proyecto común”, animándolas además a cultivar “la capacidad de acogida y el esfuerzo por mantener y desarrollar la vida democrática”.

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