El abad de Montserrat entona una vez más un “mea culpa” por los abusos que han tenido lugar en el monasterio. Y lo ha hecho en la fiesta de la Natividad, en el marco de la misa dominical de las once de la mañana del santuario icónico de Cataluña. “Quiero volver a repetir, si cabe con más intensidad aunque el 3 de febrero pasado, la petición de perdón a las víctimas, a sus familias ya todos los que, de una manera u otra, han sufrido dolorosamente las consecuencias de estos abusos”, ha asegurado Josep Maria Soler durante una homilía en la que ha dado cuenta a los fieles de informe hecho público el pasado viernes por parte de la comisión de investigación creada por la institución religiosa.
En el documento final, la comisión de investigación reconoce los abusos de dos monjes benedictinos, en especial, de Andreu Soler, al que el informe llega a tildar de “depredador sexual”, al admitir que abusó de varios jóvenes durante casi tres décadas.
Mecanismos fallidos
“Hacemos nuestros los resultados de esta investigación y por ello quiero expresar, en nombre de mis hermanos de comunidad, nuestra consternación al conocer el daño que se hizo a las víctimas de los abusos así como en ver cómo habían fallado los mecanismos de prevención y control”, el máximo responsable de la comunidad religiosa. A partir de ahí, manifestó la voluntad del monasterio de “continuar poniéndonos la disposición de las víctimas para acompañarlas, si lo desean, en su sufrimiento y en su recuperación emocional”.
La misa dominical de Montserrat, repleta de fieles durante la petición de perdón del abad/VN
Con la mirada puesta en el futuro, en nombre de toda la comunidad contemplativa, reiteró que “condenamos de manera absoluta cualquier tipo de abuso a menores, y reafirmamos nuestro compromiso de luchar con firmeza contra una problemática tan grave que afecta a toda nuestra sociedad”.
Soler anunció que “en un plazo breve, mejoraremos y aumentaremos los mecanismos de protección de menores ya existentes en Montserrat”. Concluyó sus palabras en relación a esta cuestión, rezando ante la Virgen para que “ayude a las víctimas, derrame su amor misericordioso sobre nuestra comunidad y nos dé luz y fuerza para una mayor conversión y una mayor fidelidad”.
