La REPAM: “Bolsonaro no se preocupa por la Amazonía ni por sus pueblos”

Jair Bolsonaro con los corresponsales extranjeros en el Palacio de Planalto, sede del Gobierno

El pasado 19 de julio, el presidente Jair Bolsonaro declaraba en Brasilia que “la Amazonía es nuestra, no de ustedes”, saliendo al paso de los cuestionamientos de la prensa internacional sobre su política ambiental. Ese mismo día, en la sede de las Naciones Unidas, en Ginebra, representantes de siete pueblos originarios de Brasil denunciaban la explotación ilegal minera en tierras indígenas promovida por el Gobierno brasileño, así como la deforestación que favorece a la industria maderera, la dramática contaminación de los ríos con mercurio y “la aprobación desenfrenada de 197 agrotóxicos en los últimos seis meses”.

Recientemente, Bolsonaro había desafiado a sus homólogos Emmanuel Macron, de Francia, y Angela Merkel, de Alemania, a sobrevolar con él un trecho de la selva amazónica a ver “si encontraban un kilómetro cuadrado de deforestación entre Boa Vista y Manaus”. De igual forma, en un desayuno con periodistas extranjeros de 12 medios, en el Palacio de Planalto, sostuvo que “si los datos de deforestación de los últimos diez años fueran verdad, la Amazonía ya no existiría”, poniendo en duda, incluso, informaciones oficiales que proporciona un instituto de su Gobierno.

Gobernar con Estados Unidos

Consultado por ‘Vida Nueva’,  el asesor de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en Brasil, Roberto Malvezzi, cree que “la relación de Bolsonaro con la Amazonía es extremadamente ambigua”. Si bien ha afirmado la ‘independencia’ de Brasil en su política frente al bioma, también “ha dicho que llamaría a Estados Unidos para gobernar la Amazonía con Brasil”.

“Lo que Bolsonaro quiere es derrumbar todas las leyes que protegen a los pueblos indígenas y al medio ambiente –denuncia Malvezzi–, y así dar vía libre al ingreso de empresas, sobre todo las mineras y las que hacen parte del agronegocio, con la soja, el ganado y las madereras. Esta es la visión que él tiene de la Amazonía. Realmente es un hombre que no se preocupa por la Amazonía ni por sus pueblos”.

En este sentido, para el asesor de la REPAM Brasil, “negar los datos de deforestación en la Amazonía facilitados por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) es la manera que tiene Bolsonaro de justificar sus políticas relativizando las cifras” (ver recuadro). Este ‘modus operandi’ también se percibe en otros temas como salud, educación y violencia. (…)

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