Rodrigo Duterte utiliza a la policía de Filipinas para acusar de sedición a cuatro obispos y tres sacerdotes

  • La Conferencia Episcopal del país ha tachado de “increíbles” las acusaciones de las autoridades
  • “Esto es un movimiento patético para distraer a la población del advenimiento del totalitarismo”, ha dicho uno de los curas

Duterte, presidente de Filipinas

La policía filipina ha presentado cargos por sedición contra unas 40 personas críticas con la administración de Rodrigo Duterte. Entre los acusados está la vicepresidenta del país, así como varios senadores, 4 obispos y 3 sacerdotes que han tratado, presuntamente, desestabilizar al Gobierno. Ante estas acusaciones, Romulo Valles, presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas ha señalado a Asia News que son “increíbles” y que “van más allá de lo racional”.

“Algunos de nosotros podemos sentirnos incómodos con la forma en que dieron a conocer sus opiniones”, ha continuado el prelado, si bien ha subrayado que no puede creer, de ninguna manera, que “estos obispos hayan estado involucrados en actividades sediciosas”. “Rezo porque todos los involucrados en el caso sean guiados por la imparcialidad y la verdad”, ha subrayado, ya que los clérigos “son personas que aman su patria y tienen la conciencia limpia”. Y es que, a todos ellos, se les imputan cargos no únicamente de sedición, sino también de “calumnias” en la red y de “ser un obstáculo para la justicia”.

“Nunca han luchado contra Duterte”

Los acusados ​​son Honesto Ongtioco, obispo de Cubao; Pablo Virgilio David, obispo de Kalookan; Teodoro Bacani, obispo de Novaliches; y Sócrates Villegas, obispo de Lingayen-Dagupan. Los sacerdotes son Flaviano Villanueva, Albert Alejo y Robert Reyes. Este último ha comentado a los medios que esta actuación por parte del Gobierno es “un movimiento patético para distraer a la población del advenimiento del totalitarismo“.

Por su parte, Jerome Secillano, presidente de la Oficina de Asuntos Públicos de la Conferencia de Episcopal filipina, considera que esto representa un claro intento para “asustar a los clérigos que critican al Gobierno y silenciarlos”. Sin embargo, recalca que “nunca han luchado contra Duterte, sino contra políticas represivas que dañan a los pobres”.

Noticias relacionadas
Compartir