Crisis migratoria en México: la Iglesia llama a ir al rescate del “hermano caído en el camino”

  • El responsable de Cáritas Córdoba aseguró que constantemente se brinda atención médica a los migrantes que se accidentan al caer del tren conocido como ‘La Bestia’
  • El sacerdote Julián Verónica afirmó que también se ha reforzado el trabajo en los comedores para migrantes que se tienen en la provincia eclesiástica de Veracruz

La Diócesis de Córdoba comprende 28 municipios del estado de Veracruz; uno de ellos es el de Amatlán, donde está ubicada la comunidad de Santa María de Guadalupe “La Patrona”, lugar ampliamente conocido porque muy cerca de ahí pasa ‘La Bestia’, tren de carga sobre el que se montan los migrantes centroamericanos para atravesar gran parte del territorio mexicano y acercarse a su destino: Estados Unidos.

En entrevista con Vida Nueva, el sacerdote Julián Verónica, responsable de la Pastoral Social Cáritas, de la Diócesis de Córdoba, se refirió a las necesidades particulares que tienen los migrantes que transitan por esas tierras, las cuales muchas veces tienen que ver con atención médica debido a accidentes.

“Pero también proporcionamos ayuda desde hace muchos años a través del Colectivo Vive Migrante; todas las parroquias se van turnando para hacer colecta de víveres y ropa, y se canaliza a través del colectivo a la comunidad de Santa María de Guadalupe “La Patrona”, por donde pasa el tren”.

Ruta peligrosa

El sacerdote recordó que los habitantes de dicha comunidad no tienen establecido propiamente un comedor, sino que el alimento se les ofrece en bolsas, al paso del tren; en este sentido, explicó que el tránsito de personas ha disminuido en los últimos años, y a partir del inicio de las llamadas “Caravanas migrantes en 2018” disminuyó aún más; “ya no quieren montar el tren, por su seguridad prefieren viajar en autobús o tráiler. Montados en ‘La Bestia’ pasan aproximadamente cada cuatro días, en total unos 80 migrantes”.

Pese a ello, la Diócesis de Córdoba no baja la guardia y continúa brindando comida, ropa, atención médica y escucha a los migrantes; “ocasionalmente llegan a pedir un lugar para descansar; se quedan hasta un mes, pero continúan su camino porque lo que ellos en realidad quieren es llegar a Estados Unidos”.

Tirados en el camino

Tras asegurar que ante el flujo cada vez mayor de migrantes que transitan por el país la Iglesia católica está obligada a salir al encuentro del hermano caído en el camino, Julián Verónica recordó el caso de un chico de 16 años que cayó por accidente del tren. Una familia de la localidad se ofreció a adoptarlo para que el gobierno mexicano le proporcionara una prótesis para su brazo. Después siguió su camino.

El responsable de la Pastoral Social explica que lo más común es que los migrantes que pasan por ahí estén deshidratados, “o muy lastimados de sus pies, muy cansados porque algunos burlan la seguridad y llegan a caminar kilómetros para poder subirse al tren.

La vida no se puede vender ni negociar

El sacerdote comentó que en el sur de Veracruz sí ha habido situaciones muy tristes de redadas, de maltrato a los migrantes, “lo que pone al descubierto que como sociedad no estamos preparados para hacerle frente a fenómenos como la migración; la Iglesia lo ha hecho de la mejor manera posible pero hay otros sectores y actores de la sociedad que también tendrían que estar pendientes para dar frente a este fenómeno que estamos viviendo”.

“Me parece que todos los laicos y la Iglesia en general tenemos que seguir siendo una Iglesia samaritana que salga al encuentro del hermano que está caído en el camino, con todas las consecuencias que esto implica; que es así como se ha venido haciendo aquí en Córdoba”, concluyó.

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