El paleoantropólogo y miembro del Equipo de Investigaciones de los yacimientos de Atapuerca no ha escrito ‘Vida, la gran historia’ (Destino) para abundar sobre temas ya tratados, sino para hablarnos de la evolución y la ventana abierta al ‘australopithecus’ que aún anida en nuestros genes. El carpintero de huesos, como le gusta denominarse, investiga en nuestro pasado para proyectar el futuro que vendrá.
PREGUNTA.- ¿Era inevitable que surgiera el ser humano?
RESPUESTA.- Si volviera a empezar la evolución saldría un organismo parecido a nuestras características, aunque sería imposible que se repitiera la evolución tal y como ha sido.
P.- Nuestra especie es de las pocas que destruye los mismos ecosistemas en los que se desenvuelve…
R.- Este es un problema que nace en el neolítico y se prolonga hasta nuestros días. Hasta el neolítico no teníamos capacidad para transformar el paisaje. Teníamos un pacto con el ecosistema. Este proceso aparece con la agricultura y la ganadería. Y no hemos parado desde entonces. Pero el gran problema arranca con los imperios y las grandes civilizaciones. Cuando se les agotaban los recursos, esquilmaban y producían una modificación de su entorno. Hoy no nos queda nada que arrasar. Digamos que hasta hace poco el crecimiento no era sostenible ni se pretendía que lo fuera porque había reservas. La última era el mar… pero estamos agotándolo.
P.- ¿Qué puede terminar con el ser humano, aparte de nosotros mismos?
R.- Ahora mismo: catástrofes naturales como un meteorito, un virus o agente patógeno frente al que no haya defensa posible… Lo que está en riesgo no es la especie como conjunto, sino construir una sociedad en la que seamos realmente felices. (…)
P.- Cuanto más investiga, ¿menos fe tiene?
R.- Fe, como investigador, no tengo. En el ser humano, en cambio, sí. Soy optimista y no veo razón para que no vivamos felices en el maravilloso planeta que nos ha tocado vivir. Hay que trabajar duro porque el futuro será como queremos que sea. Yo con la Iglesia no tengo mucho que ver. Estudié biología, ¿ves alguna conexión entre el pensamiento religioso y el científico? Ojalá.
