La “guerra narrativa” de Entreculturas y la Complutense para cambiar el mundo

  • Se inaugura en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense la exposición ‘Miradas que migran’
  • En esta tercera edición han participado 200 alumnos y siete profesores, con el apoyo de la entidad jesuita

Exposición Miradas que migran

La Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense, en Madrid, ha vivido en la mañana de este jueves 25 de abril una auténtica “fiesta”. Así lo ha reconocido Esteban Sánchez, delegado del Rector para la Diversidad del Medio Ambiente, en la inauguración de la exposición ‘Miradas que migran’, que cumple su tercera edición y que está compuesta por 52 carteles, 30 narraciones audiovisuales y dos instalaciones artísticas.

Este caudal de arte, cultura y vida ha sido elaborado por 200 alumnos de la Facultad, acompañados en el proceso por siete profesores. Un camino que todos ellos, como en las anteriores dos ediciones, han recorrido junto a Entreculturas, ofreciéndoles la entidad jesuita talleres y encuentros en los que les han aportado claves para ayudarles con el objetivo de, entre todos, sensibilizar a la ciudadanía sobre la realidad de los millones de inmigrantes y refugiados.

En la Universidad pública

Esteban Sánchez ha defendido que una obra así “es muy positivo que se dé en la Universidad pública, y más en un momento de tensión como este, en el que es atacada desde fuera. Nosotros no la concebimos como un negocio ni nuestra prioridad es sin más que haya más graduados en el mercado laboral. Lo que nos mueve en la Universidad es tratar de ser una institución clave para la mejora de la sociedad. Y con este proyecto está claro que lo conseguimos. Por eso recalco que es una fiesta, una celebración, estar hoy aquí”.

Margarita González, vicedecana de Cultura de la Facultad, ha insistido en que, aunque parezca una “utopía”, hay que “denunciar las situaciones injustas”, teniendo claro que el fenómeno migratorio, “lejos de ser una realidad lejana, es algo que está muy presente, en todas partes”. Por eso, desde el arte, “podemos encarnar el empoderamiento de la gente, con un mensaje que tiene un impacto muy poderosos en la sociedad”.

Transformar la realidad

Clara Maeztu, técnica del Equipo de Educación No Formal de Entreculturas, ha relatado cómo “todo nació, hace tres años, de la intuición de dos profesoras de la Facultad, siendo hoy una maravillosa realidad que ha cumplido su tercera edición”. Así, ha animado a los alumnos a perseverar “en este compromiso con un mensaje tan importante, puesto que hablamos de realidades como que hay diez millones de refugiados climáticos, gobiernos que no escuchan ese clamor ni cumplen sus compromisos, una frontera sur que es una de las más mortíferas del mundo… Y, ante todo, ojos que se cierran y espaldas que se vuelven”.

Frente a ello, ha asegurado Maeztu, “hay que participar en una guerra narrativa, puesto que hemos de ser conscientes de que la realidad no se transformará sola, sino que hemos de luchar por una ciudadanía global que sea activa y comprometida”. En este sentido, ha querido mostrar su agradecimiento a “unos profesores que se han complicado al salirse de lo establecido en sus planes de estudio para navegar por estos mares” y, sobre todo, a los alumnos, “que sois los auténticos protagonistas de todo esto… Lo habéis vuelto a lograr, y sabéis que no se acaba aquí”.

Crear vida

Precisamente, en nombre de los 200 alumnos participantes, muchos de ellos presentes en la sala, han hablado Ana Weber y Alicia Monreal, que han apuntado que “esto ha ido mucho más allá de un cartel en la pared. Esta es una lucha en la que, motivados por Entreculturas, queremos crear más vida”.

Y, efectivamente, así ha sido… A la conclusión de la presentación como tal de la exposición, esta ha adquirido vida y han sido los propios estudiantes los que han organizado una ‘performance’ en la que han concienciado, de un modo originalísimo y muy interpelante (con alumnas abriendo sus maletas y mostrando lemas y datos para la reflexión o simulaciones de pujas en las que se trataban de conocer las cifras sobre la trata de mujeres y niñas, el alcance real de la crisis de los refugiados o el impacto en la población local congoleña de la extracción del coltán), sobre la dura realidad de quienes se ven obligados a dejar sus hogares y países para, simplemente, sobrevivir.

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