Mártires y con seminarios clandestinos: la realidad de los cristianos perseguidos en China

  • Un sacerdote ofrece a Vida Nueva su testimonio sobre una Iglesia en la que “continúan las persecuciones”
  • “No podíamos hablar en voz alta, no podíamos cantar en la misa, rezábamos en voz muy baja”, dice

Sacerdote

Felipe –no puede dar su nombre completo por seguridad– es un joven sacerdote de origen chino que, actualmente, estudia en Roma. Una oportunidad que no solo se le presenta a él, sino que es un signo de esperanza para la Iglesia en China del futuro, ya que su diócesis “quiere crear un instituto eclesial” donde los jóvenes puedan prepararse para el sacerdocio. Y es que en China seguir la vocación puede poner en riesgo la propia vida. En este contexto en el que los cristianos son perseguidos, el Centro Académico Romano Formación (CARF) se dedica a promover la oración por sacerdotes como Felipe.

“El seminario de mi diócesis está dividido en varios lugares, y cada grupo vive en las casas de católicos”. En este seminario no se celebra la liturgia, ya que pueden ser escuchados. “Todo es clandestino y escondido”, añade el sacerdote, que explica a Vida Nueva que, cuando se preparaba para su ministerio, “no podíamos hablar en voz alta, no podíamos cantar en la misa, rezábamos en voz muy baja”, llegando incluso a no salir a la calle en más de seis meses. Son los seminarios clandestinos. “En esta situación tan difícil, los seminaristas, estamos muy agradecidos por el don de la vocación, y muy contentos con la llamada del Señor”, asevera, señalando que a los jóvenes cristianos les “estimulan mucho los testimonios de los sacerdotes”.

“Sabemos que en muchos países los cristianos están siendo perseguidos por causa de la fe, ellos no la pueden vivir con libertad, y son humillados por el nombre de Cristo y China es uno de estos países”, denuncia Felipe. Además, el joven aclara que la Iglesia en su país es “muy joven”, pero que durante el transcurso de su historia “no han faltado las persecuciones, que han dejado muchos mártires”.

Acuerdos con la Santa Sede

El sacerdote explica que, en las últimas décadas, el Vaticano “ha intentado insistentemente establecer relaciones diplomáticas con el Gobierno Chino”, aceptando el Papa a todos los obispos oficiales y estando “siempre está dispuesto a dialogar para el bien de la Iglesia y del país”. Sin embargo, el gobierno chino siempre ha insistido en que la Iglesia china es independiente del Vaticano. “Hasta hoy han sido elegidos y ordenados unos cien obispos, sin el consentimiento del Papa, bajo el mandato del gobierno”, añade.

El pasado 22 de septiembre la Santa Sede firmó un acuerdo con China con la intención de establecer lazos y abrir el diálogo, de tal manera que se acabe la situación de clandestinidad que viven los fieles chinos. Sin embargo, Felipe detalla que la situación “sigue siendo difícil y continúan las persecuciones”. “Debemos rezar por el cardenal Pietro Parolin y el arzobispo Claudio Maria Celli, que son responsables de los asuntos diplomáticos con China, para que esta Iglesia goce de mayor libertad”, asevera el sacerdote.

“En algunas diócesis es muy difícil celebrar la misa, ya que el gobierno no nos permite construir iglesias, ni reunirnos para el culto divino”, explica Felipe. “Muchos sacerdotes han estado en la cárcel o han sido sometidos a palizas o torturas similares”, añade, llamando a estos sacerdotes ‘Confesores de la fe’ por resistir las torturas e incluso, en algunos casos, dar la vida por su fidelidad al Papa y a la Iglesia. “Su fidelidad para nosotros es un ejemplo vivo”, remarca, al igual que el de algunos fieles que han llegado a ir a la cárcel por el mismo motivo.

A pesar de esta difícil situación que atraviesa su país, Felipe señala que no “tienen miedo”, pero pide que nadie se olvide “de rezar por la Iglesia perseguida en China y por todos los cristianos perseguidos en el mundo por el nombre de Cristo”.

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