El Vaticano condena a un legionario de Cristo en Chile

Mientras el administrador apostólico de Santiago pide al papa Francisco levantar el secreto pontificio en causas que sea posible, la Congregación para la Doctrina de la Fe prohíbe el ejercicio público del sacerdocio por 10 años al Legionario de Cristo John O’Reilly y lo obliga a residir fuera de América Latina

La Congregación para la Doctrina de la Fe notificó a los Legionarios de Cristo que el sacerdote John O’Reilly no podrá ejercer su ministerio en público por 10 años, ni tener contacto voluntario con menores de edad; además, obligación perpetua de residir fuera de América Latina.

Estas penas le fueron comunicadas a O’Reilly por el Director General de los Legionarios de Cristo. En un comunicado la Congregación expresa que “estos hechos nos provocan profundo dolor y volvemos a pedir perdón por el sufrimiento causado. Conscientes del compromiso que tenemos como Iglesia, y por nuestra historia institucional, estamos firmemente comprometidos con el cuidado y la protección de cada uno de los niños y jóvenes que participan en nuestras actividades”.

A través del comunicado, Regnum Christi también ha reiterado que mantiene abierto todos los canales de escucha y denuncia para las víctimas, siguiendo la política de ambientes seguros en marcha desde 2015. “Queremos conocer los hechos, escuchar su historia y recorrer juntos un camino de sanación y reconciliación”, insisten desde la institución eclesial.

 

Cumplió condena

O’Reilly, de origen irlandés, llegó a Chile en 1984 y tiene 73 años. Alcanzó gran notoriedad pública, especialmente por su cercanía a empresarios y sus familias, alcanzando gran prestigio que le trajo respeto y admiración de los sectores de más altos ingresos. Su labor se desarrolló principalmente en los colegios de la congregación en Santiago.

Acusado por padres de niños de esos colegios, el proceso lo condenó a 4 años de libertad vigilada por el delito de abuso sexual contra una menor, exalumna del Colegio Cumbres, cuando O’Reilly se desempeñaba como guía espiritual del establecimiento. En diciembre pasado cumplió la condena. El Congreso Nacional le quitó la nacionalidad por gracia que le había concedido unos 20 años antes y a los pocos días de cumplir su condena abandonó el país rumbo a Italia.

Este es otro caso de sacerdotes chilenos acusados de abuso y que han sido figuras destacadas en el país, cuyo impacto ha estremecido a distintos sectores de la iglesia chilena en un contexto en que hay 158 procesos en la justicia civil contra 8 obispos, muchos sacerdotes, diáconos permanentes y religiosos.

Acceso al Informe Scicluna

En su primera semana de gestión, el recién asumido Administrador Apostólico de Santiago, Celestino Aós, mostró una actitud y conductas inéditas hasta ahora frente a los abusos: se reunió con 3 sacerdotes víctimas de Karadima y pidió reunirse con los laicos que lo denunciaron; anunció que no apelará a la sentencia de la justicia y pagará la indemnización a esos mismos denunciantes; también dijo que pedirá al Papa Francisco que levante el secreto pontificio en causas que sea posible hacerlo y que lo ameriten.

“Espero hablar con el Santo Padre del tema de los abusos y de las víctimas, pero no voy a pedirle expresamente que entregue el Informe Scicluna”, aseguró al salir de Santiago en su viaje a Roma. El “informe Scicluna” es el documento de más de 2.000 páginas que entregaron el arzobispo de Malta, Charles Scicluna y su asistente el Pbro. Jordi Bertomeu, para dar cuenta al Papa de su misión en Chile. La Fiscalía chilena ha pedido a la Santa Sede tener acceso a ese informe, lo que le ha sido negado por respeto a la confidencialidad con que muchas personas entregaron su testimonio.

En el Vaticano, Celestino Aós, además de hablar con el Papa por más de una hora, ocasión en que pidió le nombren obispos auxiliares, se reunió también con las Congregaciones para la Doctrina de la Fe y para el Clero y se entrevistó con el cardenal Sean O’Mailly, arzobispo de Boston y presidente de la comisión pontificia para la prevención de los abusos.

Este fin de semana estará de regreso en Santiago con un fuerte respaldo pontificio que darán solidez a sus orientaciones y a su actuación en esta diócesis compleja que, además, vive un momento difícil.

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