5 obispos venezolanos alzan su voz para exigir soluciones tras el apagón de más de 100 horas

  • Desde distintas diócesis del país suramericano denuncian la ineficiencia e inoperancia del régimen de Nicolás Maduro
  • Con la ‘falla eléctrica’ fueron afectados hospitales, servicios públicos, comunicaciones y actividades bancarias “paralizando el país como nunca antes”

Tras más de 100 horas continuas sin servicio eléctrico en la mayoría de estados de Venezuela, agudizando con ello los problemas sociales y económicos, cinco obispos  han alzado su voz a través de comunicados públicos para denunciar lo que su juicio se trata de ineficiencia e inoperancia del régimen de Nicolás Maduro en responder a esta crisis generada precisamente por la falta de mantenimiento e inversión al sistema eléctrico del país.

Mientras los voceros oficiales culpan a EEUU y colaboradores nacionales de perpetrar un sabotaje, hasta el momento no presentan pruebas concluyentes. Lo cierto es que en ciudades como Maracaibo –al occidente venezolano– se han dado saqueos a más de 300 locales comerciales y el periodista Luis Carlos Díaz fue privado de su libertad arbitrariamente por el Servicio Bolivariano de Inteligencia  (SEBIN) y, tras un juicio exprés, le han dado libertad condicional e imputado con el cargo de instigación para delinquir. Todo ello ha llevado a estos 5 obispos venezolanos a pronunciarse en torno a las situaciones irregulares suscitadas luego del apagón.

Industria eléctrica en abandono

Ulises Gutiérrez, arzobispo de Ciudad Bolívar, al sur del país, región en la que se encuentra precisamente la represa del Guri desde donde se originó la falla, ha dicho que “Venezuela depende del correcto funcionamiento de sus centrales hidroeléctricas y sus redes de distribución. Desde hace más de 12 años y muy especialmente en los últimos días, hemos sido testigos de la incapacidad del régimen a la hora de afrontar crisis eléctricas que son producto de su propia falta de gerencia y desidia”

El prelado también ha añadido que “el estado Bolívar posee el más grande recurso hidroeléctrico del país, que provee cerca del 80% de la energía al territorio nacional”, por lo cual denuncia que la industria eléctrica  está “abandonada, deteriorada y convertida, como todas las empresas del Estado, en un brazo político del partido del régimen” generando con ello este colapso que aún los venezolanos siguen sufriendo las consecuencias.

“El país se ha quedado a oscuras: apagones en el territorio nacional por más de 5 días, han afectado hospitales y clínicas, servicios públicos, comunicaciones, actividades bancarias, paralizando el país como nunca antes en su historia. Ha muerto un número significativo de ciudadanos al no recibir la atención médica necesaria por falta de energía eléctrica”, ha expresado.

Familias incomunicadas

Otro en pronunciarse fue José Manuel Romero Barrios, obispo de El Tigre, jurisdicción eclesial ubicada en el estado Anzoátegui al oriente de Venezuela, y ha advertido que “en los últimos 4 días estas carencias se han vuelto más extremas”.

Asimismo el obispo denunció que en algunos sectores de su diócesis el apagón se prolongó a más de 80 horas además “registrándose que el 80% de la población de la ciudad de El Tigre carece del preciado líquido por imposibilidad de bombeo de agua generado por la falta de electricidad, sumado a un problema ya existente  antes de esta emergencia nacional, de ineficiencia en la gestión del servicio de agua en la ciudad”.

A juicio del prelado son mucho los problemas que trajo consigo la mega falla eléctrica continuada  como inoperatividad de los puntos de venta, descomposición de la comida, además de la falta de comunicación, pues como bien explica la incomunicación genera un estado de angustia especialmente entre las familias porque “no se cuenta con servicio de telefonía celular ni internet  para conocer sobre la situación de familiares que viven en  localidades distantes y en el extranjero”.

No más mentiras

Mario del Valle Moronta, obispo de San Cristóbal y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, desde el occidente del país, también ha hecho sentir su incomodidad señalando que la gente está cansada de tanta mentiras: “las explicaciones de los voceros gubernamentales no han convencido para nada a la mayoría de los venezolanos, pues han pretendido distraer la atención con el habitual argumento de una tal guerra electromagnética y cibernética”.

“La falta de energía ha provocado desasosiego, cierre de escuelas y fuentes de trabajo además de desestabilizar la sana convivencia ciudadana”, ha argumentado.

Al respecto el obispo ha mencionado que el régimen de Maduro en vez de atender los justos reclamos del pueblo, sigue a espaldas de la realidad, por lo cual “ya es hora de que cambie la situación”, porque considera que los derechos humanos se pisotean por no darse la verdadera centralidad a la dignidad de la persona humana.

Estado fallido

Con el fallo energético han sido muchas las consecuencias negativas, entre ellas destaca que “en los centros hospitalarios y de salud  se puso en riesgo la vida  de los pacientes  que estaban en los quirófanos y/o en unidades de cuidados intensivos, de los niños que permanecían en incubadoras y de los enfermos cuya vida dependía del funcionamiento de aparatos eléctricos”. Esto lo ha manifestado, Polito Rodríguez Méndez, obispo de San Carlos.

Pese a todos los problemas que ha traído esta  grave situación, “quedó demostrado que la solidaridad es un valor cultural de los venezolanos  que se activó en estos momentos. Los intercambios  y regalos de alimentos entre familiares, amigos o vecinos ha sido constante”, ha apuntado.

Por otra parte, el prelado también ha advertido que con lo acontecido en estos últimos días “concluimos  que estamos en  presencia de un Estado que no  está cumpliendo con los cometidos que le  están encomendados en  la  Constitución Nacional” por lo que “el pueblo que es víctima de tanta ineficiencia e indiferencia”.

Dejen de reprimir

Finalmente, desde el extremo oriental, donde nace Venezuela, Ernesto José Romero Rivas, vicario Apostólico de Tucupita, en el estado Delta Amacuro, ha manifestado su preocupación frente a este evento que ha causado “sobresalto, sufrimiento, angustia e inseguridad al pueblo a quien servimos desde el Evangelio”.

El vicario también apunta que más allá del juego político que busca el desgaste de los ciudadanos en todos los sentidos ha indicado que “hay un colapso total de todo aquello que permite vivir con calidad: los servicios públicos no funcionan, las instituciones están secuestradas, la corrupción reina descaradamente, no hay control social de los planes administrativos”.

En cuanto al papel de los militares en el contexto actual, donde las protestas se hacen más numerosas, Romero ha pedido “dejen de jugar a políticos y se pongan al lado del pueblo. Dejen de reprimir”. Al tiempo  ha enfatizado que la iglesia seguirá sirviendo al pueblo de Dios.

Foto AFP

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