Mario Moronta insiste en “abrir las puertas para resolver la crisis sin derramamiento de sangre” en Venezuela

  • El vicepresidente del episcopado ha escrito una dura carta a Nicolás Maduro haciendo eco al clamor de “escuchar de verdad al pueblo” y aceptar la ayuda humanitaria
  • “Hoy le escribo y hablo con la verdad en la mano, la misma verdad que nos hace libres”

En una carta pública y abierta, dirigida a Nicolás Maduro el pasado 17 de febrero, Mario Moronta, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) y obispo de San Cristóbal, ha hecho duras críticas con miras a evitar un derramamiento de sangre, urgiendo la ayuda humanitaria y la necesidad de cambiar al actual gobierno a través de unas elecciones libres, sin cortapisas de ningún tipo, con un nuevo Consejo Nacional Electoral.

“Le hablo con la verdad en la mano. Lo dije al inicio. Lo hago sin ningún interés político ni económico. Lo hago desde mi pertenencia a un pueblo del cual me siento orgulloso en pertenecer. Sé que no le resultará cómodo lo que le he dicho. Lo hago con respeto, pero con la certeza  de que estoy cumpliendo un deber”, ha dicho el obispo.

“Con la verdad en la mano” 

En su condición de “ciudadano venezolano, cristiano católico y pastor de la Iglesia al servicio del Pueblo”, Moronta, en otrora cercano al gobierno del fallecido Hugo Chávez, invocando al propio libertador Simón Bolívar –principal inspiración ideológica del régimen chavista– ha señalado que “hoy le escribo y hablo con la verdad en la mano, la misma verdad que nos hace libres”.

A pocos días de la anunciada ayuda humanitaria por parte del líder opositor y presidente interino Juan Guaidó, el prelado hizo referencia a lo incómodo que resulta a Maduro y a sus afectos el término ‘crisis o emergencia humanitaria’, ante lo cual inquiere: “¿cómo caracterizar la situación que golpea a la inmensa mayoría de nuestros hermanos? No se puede negar el deterioro de la calidad de vida de los venezolanos”.

“Hay hambre: muchas familias no comen lo necesario para poder alimentarse. Ha crecido la pobreza crítica y los índices de desnutrición son altísimos. Me imagino que a usted eso no se lo informan”, ha cuestionado.

Sí hay guerra económica

Mientras que Maduro apela al argumento de la guerra económica, el vicepresidente de la CEV ha asegurado que, en efecto, tal guerra existe pero “no contra el Gobierno ni las instituciones del Estado, sino contra el pueblo: la guerra de la corrupción que ha enriquecido a muchos que se denominan dirigentes y servidores de la nación”.

En alusión al desastre ecológico en el estado Bolívar, al sur de Venezuela, por la actividad de extracción de oro en el denominado arco minero, ha dicho que “amén de destruir la ‘casa común’ de la creación, ha permitido que no pocos se llenen de las ganancias de la minería ilegal”.

Asimismo, el obispo venezolano denuncia la grave situación en la distribución de gasolina en el estado Táchira –sede de su diócesis, en la frontera con Colombia– donde el contrabando de combustible es muy común, por lo que las autoridades se hacen de la vista gorda o, sencillamente, tienen parte en el negocio: “Sería bueno que el SEBIN, en vez de andar persiguiendo a quienes piensan diferente al Gobierno, se dedicaran a hacer labores de auténtica inteligencia: así podrían descubrir la presencia de grupos irregulares en el país”.

No temer al pueblo

En un país donde la represión va en franco aumento, como lo han denunciado la comisión de derechos humanos del episcopado, el prelado invitó a Maduro a dejar las oficinas y salir a las calles a escuchar verdaderamente a la gente: “Ustedes hace mucho tiempo que no caminan libremente por en medio de la gente. ¿Por qué será? No hay que tenerle miedo al pueblo si de verdad uno forma parte de él”.

En alusión al diálogo y a la reciente respuesta del papa Francisco en este asunto, ha afirmado que “para que haya diálogo verdadero, hay que escuchar de verdad, con sinceridad, al mismo pueblo. Y eso ni se ha dado ni parece darse”. Concluye que “no vemos disposición para el auténtico diálogo” precisamente por el incumplimiento de los acuerdos como lo indicara el cardenal Pietro Parolin en la misiva del  2 de diciembre del 2016.

Tres soluciones ante la crisis

Finalmente, Moronta ha pedido a Maduro escuchar “de verdad” al pueblo y su clamor para evitar la violencia, que también preocupa al Papa y al seno de la Iglesia venezolana: “Se podrían dar pasos que podrían abrir las puertas para resolver la crisis, sin conflicto, sin violencia y sin derramamiento de sangre”.

El obispo ha resumido en tres aspectos fundamentales la solución de los problemas de los venezolanos. Primero la necesidad de escuchar a la gente y no circunscribir el diálogo en las élites políticas. Segundo respetar la dignidad de las personas y sus derechos fundamentales sin ningún tipo de exclusión y, por último, un cambio de orientación política a través de elecciones libres y con nuevas autoridades electorales independientes.

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