La diócesis de Albacete, hospital de campaña para las víctimas de violencia machista

Parroquia de Albacete donde se ha hecho un gesto a favor de las víctimas de violencia de género

Repulsa y solidaridad. La primera misa del año en más de 23 parroquias de la diócesis de Albacete estuvo marcada por un gesto a las puertas de los templos en apoyo a las víctimas de la violencia familiar y contra las mujeres. “Con este gesto interparroquial hemos querido hacernos eco del drama que se vive en el seno de muchas familias y que no es otro que la violencia familiar y, especialmente, la violencia machista, que es la que causa más muertes”, explica a Vida Nueva Cati Villena, miembro de la recién estrenada Comisión de la Mujer de la diócesis.

Según han denunciado desde la comisión, que pertenece a la Delegación de Apostolado Seglar, “en algunas ocasiones, la familia, lejos de ser el refugio que debería ser, se convierte en un infierno”. Se trata del primer gesto público de la citada comisión, que surgió en junio, tras hacerse patente, en las conclusiones de la I Jornada sobre la mujer en la Iglesia, la conveniencia de darles un espacio de relevancia.

Formación para la acogida

En su opinión, “el feminismo lleva trabajando muchos años en la denuncia de estos casos y se ha ido creando conciencia, pero sí es verdad que casos como el de Laura Luelmo –la joven profesora zamorana asesinada en El Campillo (Huelva) en diciembre– remueven a cualquiera y provocan la indignación ciudadana”. Y “en la Iglesia tenemos muy claro que hemos de estar al lado del que sufre, tenemos que ser un hospital de campaña también para las víctimas de la violencia doméstica y machista”, remarca.

Con la intención de ofrecer una respuesta, la comisión creó una mesa de trabajo a finales de noviembre con las instituciones públicas y otras entidades que trabajan en este ámbito. Una reunión que “sorprendió” a las partes, por el hecho de ser la Iglesia la que convocaba, según comenta Villena. “Hemos hablado sobre las causas y las soluciones, con la voluntad de implicarnos también como Iglesia en su erradicación, así como en el acompañamiento de las víctimas”, explica. “Las instituciones deben poner los medios, nosotros debemos poner el amor y la solidaridad”, reconoce. Por eso, recibirán formación de las instituciones que trabajan en este campo para ser lugar de acogida y orientación.

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