Desde la Amazonía: a la espera de un Sínodo que escuche la voz de todos

Amazonía peruana

Son los protagonistas del histórico Sínodo que, en octubre, acogerá Roma sobre ‘Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral’. En toda la región panamazónica– “de vital importancia para el planeta”, como afirma el documento preparatorio hecho público en junio de 2018, existe una gran expectación ante este significativo acontecimiento eclesial. En este texto se pide pensar ese futuro “para y con el Pueblo de Dios que habita esa región”. Vida Nueva habla con algunos de ellos, que no solo acompañan a aquellas comunidades, sino que se han hecho parte de ellas. ¿Qué esperan del Sínodo sobre la Panamazonía?

Jaime Palacio

Amazonía peruana Jaime Palacio, misionero laico corazonista

Es misionero laico corazonista. Desde 2006 vive en Lagunas (Perú) con su mujer y sus cuatro hijos. “Espero que este Sínodo sirva para que la Iglesia esté más cercana a la gente y a sus problemas, a estar realmente con quien lo necesita, que aquí son los hombres y mujeres amazónicos. Es una oportunidad para que sea una Iglesia más adaptada a los tiempos, para integrar ‘Laudato si’’ y hacerla vida día a día en las parroquias, en los colegios, en todo el trabajo pastoral”, mantiene.

Asimismo, “también espero que salga una Iglesia con rostro de mujer, mucho más comunitaria, metida en procesos que caminan con el pueblo, que haga un esfuerzo grande para romper estructuras y verticalidad, porque la misma realidad nos está enseñando que no llegamos. Por ejemplo, en nuestros encuentros presinodales se habló de qué haremos con los ministerios laicales, qué haremos ante la escasez o ausencia absoluta de sacerdotes. Hay comunidades que no pueden ser visitadas en todo el año. Algo tiene que cambiar”.

Rafael Lería Ortega

Amazonía peruana Rafael Léria, jesuita

Este jesuita malagueño lleva 18 años en Latinoamérica. Miembro de la Pastoral Indígena de Brasil, actualmente está acompañando al pueblo enawené-nawé. En su opinión, con este Sínodo, Francisco “pretende que la Iglesia siga avanzado en el acompañamiento a estas gentes de la Amazonía. A esta Iglesia panamazónica hay que darle otra estructura, completamente diferente de la de Occidente. El rostro de la Iglesia es femenino, no solo en el Amazonas, sino en Latinoamérica. Aquí no está el curita o la hermana, aquí la Iglesia somos todos y el Pueblo de Dios sigue trabajando y avanzado junto para decir ‘señores, así no podemos seguir’, porque cada vez hay menos vocaciones, y es el laico, desde el laico y en lo laico, con lo que tenemos que seguir empujando la canoa para que siga avanzando”.

Y continúa: “Se podría hacer muchísimo más en ese sentido, porque no se puede sostener que haya comunidades a las que solo vaya una vez al año un padrecito… Y hay que tener en cuenta, también, que estos, cuando van, no van a defender y luchar por los derechos vulnerados de los indígenas. Van a sacramentalizar y eso solo no es evangelización. Tenemos que valorizar la cultura de los indígenas, y sus ritos también. Si yo me pongo un pendiente o un collar, eso es cultural, no es religioso. Lo fundamental para los indígenas es nuestra presencia. Ellos no quieren nuestro dinero ni nuestros saberes. Nos quieren para compartir su vida”.

Mario Bartolini

Amazonía peruana Mario Bartolini, religioso pasionista

Es religioso pasionista, con 42 años de estancia en Perú, donde ha sido detenido, juzgado y absuelto por rebelión por acompañar las acciones de las comunidades indígenas contra empresas deforestadoras. Estuvo a punto de ser expulsado del país por el expresidente Alan García, al que acusó directamente de ser el culpable, en 2009, de la masacre de Baguas, cuando la policía iba a desalojar de sus tierras a sus pobladores nativos.

“Este Sínodo es algo fundamental para el cambio en la visión sobre la labor que la Iglesia hace en estas tierras. La Iglesia limeña, la de las grandes ciudades, tiene otra visión, pero en el Amazonas, los obispos de la selva siempre han tenido como característica la defensa, en primer lugar, de los indígenas, porque defender al indígena es defender la naturaleza”, explica. “Lo que antes era la preocupación de una determinada parte de la Iglesia, la Iglesia misionera, la que está en contacto con el pueblo que sufre, ahora ha sido universalizada con la convocatoria de esta asamblea sinodal, cuya base está en que no se puede separar al hombre de la naturaleza”, añade.

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