El Nuncio en México: “Los vicios en la política restan credibilidad al sistema”

Franco Coppola retomó el mensaje de Francisco con motivo de la Jornada Mundial de la Paz para reflexionar sobre el quehacer político, sus vicios y potencialidades

El nuncio apostólico de México, Franco Coppola, hizo eco del mensaje del papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, celebrada el pasado 1 de enero, al señalar que “la buena política está al servicio de la paz, respeta y promueve los derechos humanos fundamentales que son igualmente deberes recíprocos, de modo que se cree entre las generaciones presentes y futuras un vínculo de confianza y gratitud”.

Al presidir la Misa del 1 de enero en la Basílica de Guadalupe, explicó que desde hace más de 50 años, la Iglesia ha dedicado el primer día de enero a la paz, e indicó: “la Iglesia sabe que lo que más necesitamos, tanto en México como en todo el mundo, es la paz”.

Asimismo, refirió que este año el Papa quiso recordarnos que la política puede ser un instrumento muy útil para la paz, por lo que el mensaje del Nuncio fue en ese sentido.

Aseveró que todos sabemos que la búsqueda de poder “a cualquier precio, lleva al abuso e injusticia, y la política es un vehículo fundamental para edificar a la ciudadanía, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación y destrucción”.

Política y caridad

Por lo anterior, el Nuncio reflexionó en que “la política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, de la libertad y de la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de caridad; es un programa con el que pueden estar de acuerdo todos los políticos, de cualquier procedencia cultural o religiosa, que deseen trabajar juntos por el bien de la familia humana, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de la buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad”.

El Nuncio Apostólico lamentó que en la política, “desgraciadamente, junto a las virtudes, no faltan los vicios, debidos tanto a la ineptitud personal como a distorsiones en el ambiente y en las instituciones. Es evidente que esos vicios de la vida política es que restan credibilidad a los sistemas, así como a la autoridad, a las decisiones y a las acciones de las personas que se dedican a la política; estos vicios que socaban el ideal de la democracia auténtica son la vergüenza de la vida pública y ponen en peligro la paz social”.

Una conversión del alma

Cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza, porque se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin posibilidad de participar en un proyecto para el futuro”, añadió.

Finalmente, dijo que la paz “es fruto de un gran proyecto que se funda en la responsabilidad recíproca e interdependencia de los seres humanos, pero es también un desafío que exige ser acogido día tras día; la paz es una conversión del alma y del corazón”.

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