Los obispos españoles piden perdón por sus “infidelidades, omisiones, silencios y pasividades” ante los abusos

  • Los prelados realizan la petición en el marco de la II Jornada de Oración por las Víctimas de Abusos
  • El nuncio Renzo Fratini ha afirmado que estos casos son “una vergüenza que rechazamos de corazón”

Los obispos españoles en la misa durante la Asamblea Plenaria de noviembre de 2018

Los obispos españoles piden perdón por los abusos. “Pedimos cada uno de nosotros perdón por nuestras infidelidades, nuestras omisiones, nuestros silencios y pasividades”. Así lo ha expresado el nuncio del Papa en España, Renzo Fratini, en la Eucaristía que ha presidido “con sentido penitencial” hoy, 20 de noviembre, día en que la Iglesia celebra la II Jornada de Oración por las Víctimas de Abusos –coincidiendo con el Día Universal del Niño– por deseo de Francisco, quien instó a las conferencias episcopales a elegir “un día apropiado en el que orar por las víctimas de abuso”.

“El pecado es personal y cada uno tiene que llevar su responsabilidad en su conciencia. No es suficiente pedir perdón por los demás, por lo realizado irresponsablemente por quienes tenían un encargo pastoral y han dañado a la Iglesia”, ha continuado el nuncio ante la mirada del conjunto de los obispos españoles presentes en la Asamblea Plenaria que comenzó ayer y finalizará el próximo día 23. Asimismo, ha afirmado que “hacemos un examen de conciencia personal pidiendo sinceramente perdón de nuestros pecados, como varias veces repetimos en la misa: ‘Señor ten Piedad de nosotros’”.

“Es una vergüenza que rechazamos de corazón”

“Los abusos contra los menores –ha precisado– ha sido algo muy grave y muy triste. Ha sido un escándalo para los fieles de la Iglesia, una vergüenza que rechazamos de corazón. Nos sentimos profundamente unidos con todas las víctimas inocentes, pensando en las graves palabras de Jesús en el evangelio contra los que escandalizan a los pequeños y los niños”.

Por último, ha subrayado que, “pidiendo perdón, tenemos al mismo tiempo que mantener nuestra confianza en Él; que siempre nos acompaña, siempre nos perdona. Reconocemos que todos somos indignos, pero repetimos también, Señor estoy aquí, Tú sabrás. Soy indigno, confío en ti”.

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