Peridis redibuja el Románico

Es fácil definir a José María Pérez, Peridis (Cabezón de Liébana, Cantabria, 1941), arquitecto, restaurador, dibujante, escritor. “Ahora soy escritor. Ya no ejerzo la arquitectura desde hace seis o siete años, cuando decidí dar paso a los jóvenes –manifiesta–. En ese momento me agarré a la escritura como una posibilidad soñada desde hacía tiempo”. Más complejo es explicar que Peridis es un humanista, casi un ser de otro tiempo: “Soy del Románico. Y por lo tanto, soy medieval. Y de pueblo”. Ese pueblo es Cabezón de Liébana, donde nació, y Aguilar de Campoo, donde vivió –y aún reside– y descubrió el Románico y la arquitectura. “La obra de mi vida ha sido y es el monasterio de Aguilar de Campoo, allí lo aprendí todo. Por él soy arquitecto. En mi interior estaba todavía aquel niño que jugaba en unas ruinas maravillosas. La arquitectura me entró por los poros sin darme cuenta y, cuando empecé a restaurar el monasterio, fue recuperar la infancia”.

Ese viejo monasterio premostratense de Santa María la Real es también la razón de otra definición de Peridis: la de defensor y espléndido divulgador del patrimonio histórico. Y lo ha sido –lo es aún– a través de la Fundación Santa María la Real, gran referente contemporáneo de la preservación del Románico, que creó en 1994. “El Románico fue primero el arte de la España de la repoblación y ahora es el de la España despoblada. Es el arte de nuestra infancia como sociedad, cuando empezábamos a hablar las lenguas romances”, sostiene Peridis. Mucho antes, en 1977, había creado su germen, la Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar de Campoo, al que entonces se le conocía en la localidad palentina como “el convento caído”. Lo narra Peridis magníficamente en ‘Hasta una ruina puede ser una esperanza’ (Fundación Santa María la Real).

Un dinamizador de los pueblos

Recuerda así que la Fundación Santa María la Real hunde sus raíces en las primeras Escuelas Taller y Casas de Oficio que sirvieron para rehabilitar el monasterio de Aguilar de Campoo y convertirlo en foco de dinamización sociocultural de toda una comarca, incluida Lanzaderas de Empleo. “El patrimonio, además de nuestra memoria, es también sinónimo de empleo y riqueza, de innovación y difusión –destaca–. Alguien tenía que mirar por sus monumentos y ponerlos en valor. Nuestra intención siempre ha sido divulgar el patrimonio no tanto como arte, sino como vida y enseñar a ver que el arte está al alcance de la mano para disfrutarlo”, admite. Sin duda, hoy es uno de los grandes responsables de lo que define como “un gran salto” en el conocimiento del Románico.

En Aguilar de Campoo, Peridis creó también el Centro de Estudios del Románico –con su ingente Enciclopedia del Románico de la Península Ibérica–, pero también ideó los guiones de series de televisión como ‘Las claves del Románico’ y ‘Luz y misterio de las catedrales’, al que luego dio forma de libro y con el que recorrió las catedrales de Jaca, Santiago de Compostela, Lleida, Barcelona, Burgos, Cuenca y Oviedo, es decir, pasó del Románico al Gótico. “Los edificios tenían menos piedra, la materia que sobraba se convertía en luz y misterio. Por eso las catedrales eran luz y espectáculo, innovación y tecnología de la época. Conté cómo son esas catedrales a través de mis ojos, sin dar lecciones”, dice.

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