Domund 2018: “Los laicos misioneros no son el banquillo de reserva de la Iglesia”

  • Bajo el lema ‘Cambia el mundo’, la Iglesia celebra el 21 de octubre la Jornada Mundial de las Misiones
  • El subdirector nacional de OMP, José María Calderón, constata el aumento de seglares y familias en misión

“Hemos querido mostrar que la historia de cada uno de los que se han ido a las misiones generan otras historias que ayudan a crecer en la fe, y también en sus vidas. Es lo que hace Dios a través de los misioneros”. De esta manera, el subdirector nacional de Obras Misionales Pontificas, José María Calderón, presentó hoy en Madrid la Jornada Mundial de las Misiones, conocida popularmente como el DOMUND, que se celebrará el próximo domingo 21 de octubre bajo el lema ‘Cambia el mundo’.

La relevancia de esta campaña eclesial es tal que, gracias a la generosidad de los españoles, en 2017 se pudo enviar 11,2 millones de euros para apoyar 644 proyectos en 44 países. En total, gracias a las colectas de DOMUND en 120 países que se distribuyen desde Roma a través del Fondo Universal de Solidaridad un total de 84,7 millones de euros.

Nacer para la misión

“Resulta muy triste reducir la misión ‘ad gentes’ solo al penúltimo domingo de octubre, porque la Iglesia nació para la misión, para dar a conocer a Jesucristo siempre”, apuntó Calderón, que puso de manifiesto el trabajo cotidiano de los 12.000 misioneros españoles que “necesitan que colaboremos y recemos por ellos todos los días del año”. Ese día a día se constata, por ejemplo, al ver que la mitad de los colegios católicos del planeta están en territorio de misión.

“Constato cada vez más un aumento de presencia misionera de laicos y de familias. Antes no se veía su presencia como posibilidad, pero ahora sí”, anunció José María Calderón, que señaló que “estos seglares no se van sustituir a los sacerdotes, no son suplentes de nadie, sino que en ellos también hay una verdadera vocación misionera”.

“Por ejemplo, en todo el continente africano hay los mismos sacerdotes que en España, y allí los laicos están por sus propios méritos, no son el banquillo de reserva de la Iglesia”, hizo hincapié el también director del Secretariado de la Conferencia Episcopal de Misiones. De hecho, ya suponen el 3,28% del total de los misioneros de nuestro país.

Más que un apoyo al sacerdote

“Los sacerdotes no llegan a todo y de la misma manera que afrontaba los proyectos ecológicos en los que estaba inmersa, colaboraba con ellos en preparar las oraciones y celebraciones”, explica Lola Agúndez, laica de la Sociedad de Misiones Africanas, en Benín y Níger: “No estamos apoyando a los sacerdotes, sino que estamos en este proyecto de pastoral de la salud juntos. Conscientes de que Níger es un país musulmán, hemos apostado por la primera evangelización en zonas rurales”.

En estos momentos, Agúndez con sus dos compañeras enfermeras de misión, está a la espera de regresar, una vuelta que se ha visto obligada a posponer tras el secuestro de un misionero el pasado mes de septiembre. “Desde la Embajada de España nos dijeron que no fuéramos y es verdad que están en una situación muy difícil”, comenta entre lágrimas esta laica misionera.

Transformar la realidad

“Dios cambió mi mundo y cambio mi vida. No me siento responsable de cambiar el mundo, pero sí formar parte de esa cadena que intenta transformar la realidad, dignificar a unas personas que me han dado tanto”, sentencia Carmen Aranda, laica comboniana en Uganda durante tres años, que reconoce cómo “estar con la tribu acholí como una acholí más, me ha permitido compartir con ellos las alegrías y las penas, y también la fe, descubriendo unos rostros de Dios que no conocía”.

“Ahora que los jóvenes necesitan experiencias fuertes, creo que la experiencia más fuerte es fiarse de Dios”, confiesa Aranda que detalla cómo “lo más grande para mí ha sido vivir tres años en Uganda compartiendo mi vida con esa gente”.

Vocación de por vida

“Para mí, como laica no es un voluntariado, es una vocación misionera de por vida. Es una nueva realidad que tenemos que construir entre todos”, subrayó, que vivió con especial intensidad como los combonianos ugandeses también han apostado por el laicado misionero.

Para el sacerdote Patricio Larrosa, misionero de la OCHSA en Honduras, como “muchos laicos van a una experiencia temporal y se quedan. Con nosotros está Eloisa, una arquitecta que vino para seis meses a colaborar y ya lleva seis años al frente de un proyecto de ayuda a la discapacidad. Otro prejubilado de Pamplona, Emilio, fue un año y allí se ha quedado creando un taller de confección que hoy da trabajo a 14 personas. Para mí, son uno más de las familia, uno más de la casa”.

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