Cardenal Rosa Chávez: “A Romero ya no se le puede hacer daño”

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El cardenal Gregorio Rosa Chávez celebra la eucaristía ante el retrato de Óscar Romero/CNS

En la plaza de san Pedro está instalada aún la imagen de san Óscar Romero de América Los peregrinos se alegran de verlo junto a Pablo VI, quien fue su pastor, su estímulo y el maestro bajo cuyo magisterio Romero llevó a cabo su labor como obispo, hasta que padeció el martirio. Hay otro protagonista que entra en escena en esta celebración. Y nos referimos al cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador y para algunos “su primer discípulo”.

A pocas horas de la canonización, el cardenal se expresó con contundencia: “A Romero ya no se le puede hacer más daño”. Y lo dijo alguien que junto a la figura del santo, resistió un calvario de casi cuarenta años hasta demostrar al fin que la Iglesia estaba ante la figura de un verdadero santo.

El martirio de la paciencia

Sin embargo en este obispo, siempre auxiliar, no se ve resentimiento ni menos desánimo. Por el contrario, aprovecha las ocasiones que tiene para seguir contando con gozo todo lo que sabe de Romero. Mientras tanto, rescata nuevos testimonios grabados del santo, escribe guiones para documentales e imprime estampas con los más diversos formatos, que él mismo carga en su mochila.

Otro de sus empeños es ahora presentar al nuevo santo como “ícono de un pastor”, en palabras del papa Francisco que él ha recogido y difunde“No deja de ser incómodo para algunos, dentro de cada propia mediocridad”, nos advierte, a la vez que lo reconoce como una inspiración para aquellos obispos que defienden hoy a sus pueblos frente a estructuras arbitrarias. Hay quienes se sienten inspirados y protegidos por él”, nos dice al referirse en este caso a los obispos de Nicaragua y Venezuela, por citar algunos…

Novedad permanente

Al cardenal Rosa Chávez es difícil verlo cansado. Tiene la resistencia de los mártires, y la paciencia de los confesores. A esto hay que sumarle una alegría desbordante y una generosidad tal, que lo lleva a tomarse fotos con todos y a recibir con corazón abierto todo tipo de abrazos.

Aunque supimos que el papa Francisco usó el cíngulo ensangrentado de Romero en la misa de la canonización, pocos saben que fue el mismo cardenal Rosa Chávez quien lo llevó a Roma. También le habría propuesto al Papa usar el copón que ofrecía el nuevo santo sobre el altar, antes de ser él mismo inmolado.

Algo que le gusta contar –y dejar la incógnita–, es que el papa podría hacer una visita a San Salvador durante su viaje a la Jornada Mundial de la Juventud de enero próximo en Panamá. “Es nuestro plan B”, asegura, al no haber podido conseguir que la canonización se diera durante la misma JMJ.

Hacia un Plan C

Es claro que con la elevación a los altares no termina el encumbramiento de Romero, sino que se tendrá que ampliar su devoción para que pase de ser un mártir regional, a convertirse en un referente universal.

La estrategia estaría ya encaminada. Y el “primer discípulo de Romero” lo tiene claro. Fue así que en Roma presentó un documental inédito con la voz original del mártir, en la que explica que él nunca se “convirtió”, sino que tuvo una “evolución” progresiva ante los acontecimientos que le tocó vivir.

No cabe duda que “monseñor Goyito” también estuvo involucrado en la propuesta hecha por el arzobispo de san Salvador al papa Francisco, a fin de que a san Óscar Romero se le declare “Doctor de la Iglesia”. Esto, por haber desarrollado un magisterio impecable ante graves injusticias en contra de la dignidad humana.

Para perennizar a este santo, que alguna vez recorrió las calles de Roma pidiendo auxilio, la ciudad alberga hoy una simbólica estatua ubicada en el parque El Salvador de la zona EUR, que sin duda se convertirá en lugar de peregrinación y homenaje permanentes. A tal señor, tal honor.

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